Enfrentamiento con el Águila (40)

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Dudas

razonas

piensas

accionas.

Las palabras entre acciones sobran

demostrar no contar casi asombran.

Decisiones dudosas

complejas manías

asoman tardías

abiertas estan ahora las heridas.

Ayudar a las personas

por amabilidad funciona

sin interes reacciona

hasta la muerte no acciona
P

ermite a la vida seguir sola.

Los chicos acompañaron en ambulancia al joven que habían recogido, la enfermera le quitó lo que aún le cubría el rostro, la mascarilla y el gorro oscuro, pudieron ver entonces a más detalle sus facciones, se notaba sudamericano, su piel era de un moreno muy terso, sus ojos (aunque ahora volteados) eran oscuros, casi tanto como los de Mel, su cabello negro era liso, tenía casi el mismo peinado que Mateo pero más largo, su complexión física también era bastante similar.

-Hiciste un excelente trabajo cariño- le dijo la enfermera a Sofía quien apretaba temblorosa sus manos.

-Gracias señorita Teresa- respondió la castaña sonriendo agotada.

La enfermera era una mujer baja, probablemente de 1,55, aunque tenía un cuerpo precioso y muy bien tonificado, era muy cuidadosa con su imagen y sabía lo bella que era, no temía a que se notara su seguridad en sí misma, eso la hacía admirada por la mayoría de chicas, a pesar de rondar los 45 años Teresa se veía bastante joven, tanto por su estatura como por su imagen en general.

Llegaron al hospital, tan bello como siempre, parecía hecho de cristal, sus enormes vidriales que reflejaban siempre como un espejo rectangular gigante, tenía siete pisos, cada uno con sus especialidades, el tercero era cirugía donde fueron a parar con el tipo.

-Su nombre- preguntó una mujer en recepción a la pareja cuando el moreno ya fue internado.

-No lo sabemos- respondió el canela.

-Edad.

-No la sabemos.

-¿Procedencia?

-Probablemente Sudamerica, pero no sabemos de donde- empezaba a molestarse.

-Muy bien- le entregó una jeringa- necesito que le pidan una muestra de sangre a la enfermera para saber quien es el chico ya que claramente no lo conocen- "¿en serio?" preguntó sarcástico el más alto en su cabeza.

Caminaron hasta el quirófano y notaron algo un poco extraño... ¿sangre? La mujer les había pedido una muestra de sangre, pero si bastaba con algo que tuviera su ADN incluso las huellas dactilares que eran más fáciles de conseguir; una vez llegaron Sofía habló.

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