La Madriguera (35)

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-Ustedes han escogido su propio grupo- dijo nuevamente el hombre sobre la plataforma de cristal, algunos perdieron compañeros en el camino, quienes tengan menos de cuatro integrantes por favor permanezcan en la sala, los que tienen cuatro o más continúen con sus Animals hasta sus habitaciones.

-¿Y si nuestro galante caballero desapareció?- preguntó Cris con sarcasmo molesto, ya había pasado un rato desde que el Lobo se había ido con Melisa, empezaban a creer que no volvería.

-Su galante caballero no está desaparecido- respondió el Lupo apareciendo a sus espaldas- por favor siganme.

-Espera- dijo Sofía nerviosa- ¿donde está?- preguntó refiriendose a la morena.

-En su casa- respondió tranquilo volviendo a su camino cuando Mateo lo detuvo sosteniendole el brazo con fuerza y haciendolo voltear.

-¿Qué le hiciste?- preguntó mientras sus pupilas parecían achicarse por la ira.

-Lo que yo haya hecho no es problema de los novatos- respondió posando suavemente su mano sobre la del canela- si apretas más fuerte vas a estar en la misma situación que ella, esto se considera insuvordinación- sus ojos amarillo verdosos denotaban tranquilidad, el canela lo soltó- gracias... no se preocupen- dijo ya cuando lo seguían- ella está bien... voy a asegurarme de que quede fuera de este lugar...

Habían llegado a un oscuro pasillo que los condujo hasta una puerta negra por donde pasaron todos ingresando a una lúgubre sala con una burda iluminación y sin ventanas, sabían de sobra que se encontraban bajo tierra, en aquella sala había un candelabro colgando del techo que quedaba al centro de un juego de sillones, exactamente cuatro de dos personas, estos eran morados vibrante y tenían una mesa redonda en el centro, pero no se apreciaba bien el color gracias a la luz, a los lados del salón casi escondidas habían dos puertas, ambas del mismo gris metálico. Por otro lado, al lado de las tres puertas  de ese lugar (contando la que usaron para entrar) había una mesa metálica pegada a la pared que le correspondía 

-¿Por qué quieres eso?- volvió a inquirir Sofía confundida, ella tenía sentimientos encontrados con el lobo, había sido muy amable con ella pero sabía también lo del incendio por lo que no podía confiar del todo en él.

-¿Qué cosa?- preguntó sin comprender.

-Que ella salga de aquí- respondió intentando explicarse.

-Es lo que quiere ¿no?... yo fui el encargado de vigilar a su grupo dentro del GIA- comentó volteandose para mirar como apreciaban aquel lugar cubierto de metal- los conozco y los he escuchado, así que si ella no quiere estár aquí prefiero simplemente que no esté, les tomé cariño el tiempo que estuvieron a mi cargo.

-¿Entonces... por qué intentaste matar a mi familia?- preguntó Cris airádo, no era capaz de creer que fuera el mismo tipo, parecía tan amable, pero sabía que era solo una fachada, ese bastardo había intentado asesinar a su tío.

-Ese día recibimos información de un ataque en Brasilia- empezó a contar el Lupo sentandose en una mesa- no sabíamos a quién iba a caer, pero me apegué a las normas y te seguí por un par de horas, ya que también es mi deber protegerlos antes e incluso después de entrar a la Pangea o haber recibido su invitación- se detuvo un rato- yo les dije que no había sido quien inició el fuego pero decidieron no creerme.

-¡Tenías a mi tío del cuello alzado del suelo!- gritó avalanzandose sobre él- ¡intentabas matarlo!

-¡Cris!- lo llamaron Sofi y Christi asustadas viendo como levantaba la mano para golpearlo.

-¿Quieres terminar fuera de aquí?- preguntó mirandolo hacia arriba con los ojos tan amarillos que parecía que el color vibraba dentro de sus iris- te recomiendo controlarte y hablar como una persona civilizada- el más alto se controló sintiendo el miedo subirle por la espalda, el saber que quien estaba delante tenía la capacidad de matarlo le había helado el cuerpo, simplemente su mirada le había dicho todo eso- mucho mejor- dijo el lobo parpadeando como si tuviera los ojos secos y continuó- él intentó matarme apuntando directamente con un rifle calibre 250, solo me defendí e intenté explicarle que iba a sacarlos de ahí- el moreno lo miraba dudoso- te dijeron que ustedes dos se encontraban en la entrada en la zona sin llamas ¿no? ¿quién crees que los dejó expresamente donde las tablas estaban humedas y el techo ya había colapsado?

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