Un Nuevo Amigo (47)

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Conocemos personas

hablamos casi a solas

como el sonido de las olas

se van armando las historias.

Enemigo conocido

no muy alto ni bien parecido

avanzó un hombre por dos más seguido

a uno de sus subordinados a herido

¿puedes entender lo que digo?

Acepta la oferta suicida

asaltará a futuro la herida

la mano que le dieron será vencida

si no se siguen las palabras vacías.

Mateo y Elías aprovecharon las horas y decidieron ir de visita al hospital nuevamente, como el canela estaba inscrito como un contacto para el chico que internaron podía ingresar a cualquier hora, además ambos eran allegados de los tres recién internados podían ingresar a ambas salas, en el camino Mateo preguntó a su madre como pudo si sabía quienes eran concientes sobre el ingreso de su hermano en la Pangea, pero no respondió su mensaje hasta unos tres días después. Llegaron al hospital luego de detenerse en una tienda antes a comprar algunas cosas para llevarlas como obsequios.

-No sé si deba entrar contigo- dudó Elías a la puerta de la sala de los chicos.

-Entonces no entres- concluyó el más alto y abrió la puerta dejando a su acompañante plantado en la entrada algo molesto.

-Claro... es mi culpa por preguntarle al asertividad cero estando preocupado- rió para sí y observó desde la ventana, pudo ver a Melisa dando la espalda a la entrada y pasó.

-Elías- saludó Andrés bajando su celular, estaba jugando en él- ¿vinieron juntos?

-Así es- respondió el canela y le dejó al lado de su cama una de sus bebidas favoritas, era energizante- para que te repongas- añadió sentandose a su lado mientras Elías caminaba hasta Alis y le entregaba un chocolate amargo relleno de menta.

-Que sorpresa que vengas con algún regalo- rió la chica mientras lo recibía.

-Bueno, te gustan las cosas amargas y... estás en un hospital, no creo que...- ella lo miró tranquila -me atrapaste- aceptó finalmente y ambos visitantes miraron a la ultima camilla, la morena reposaba sobre su costado dandoles la espalda; Elías empezó a avanzar hacia ella y el canela lo detuvo.

-Yo voy- se levantó de su recién reclamada silla y caminó hasta ella, dio la vuelta para verle el rostro y suavizó la expresión- duerme - informó a Elías que se relajó un poco más e intentó caminar hacia ella otra vez- aún así no quiero que vengas.

-¿Por qué?- preguntó el más pálido molesto.

-Se lo prometí, así que mientras pueda prefiero evitar que te acerques- el aludido bajó el rostro y desvió la mirada, imaginaba que había pasado, solo esperaba que Mateo estuviera un poco... menos estricto de lo que era- lo siento...- se disculpo el canela y al lado de la cama de su amiga dejó un paquete de frituras para luego caminar hasta la salida esperando que su acompañante lo siguiera.

MaiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora