Maia

BRILLO PASADO

A veces brilla una sonrisa

dulce, pura, 

tal cual la brisa

brilla el sol  reflejado en la blancura

la blancura del alma en la sonrisa

inicia una dulce historia.

-Hola- saludó alegre una pequeña chica de unos 11 años, era Sofía.

-...¿Hola?- le devolvió el saludo Melisa quitándose un auricular y mirándola como un bicho raro.

-Creo que eres extraña- le comentó sonriendo tan pura como la misma mañana en la que se encontraban.

-Oooh- expresó la morena cerrando su libro- una excelente forma de saludar- se veía molesta pero no parecía que sus ojos lo estuvieran.

-Ah... no espera...- la antes pálida Sofía se había tornado de un rosado claro de la vergüenza, haciendo que lo que los ojos de la morena expresaban saliera por su boca como una gran carcajada- ¡no te rías!- se quejó contagiándose de su risa.

-Es que ¿cómo puedes ser tan despistada?- preguntó aún sin parar de reír.

-¡No era eso!- se quejó nuevamente- me llamo Sofía- articuló luego de calmarse un poco.

-Lo sé- respondió la morena- eres nueva de la clase del lado ¿no? deberías tener cuidado, hablan mucho de ti- le advirtió sabiendo que podría tener problemas.

-No importa que hablen de mi- dijo alegre sentándose a su lado- estoy haciendo amigos... mientras no esté sola siempre voy a estar bien...

-Hey... eso está genial para escribirlo- se emocionó la otra chica y sacó una pequeña libreta para anotarlo.

-¿Escribes historias?- preguntó Sofía pegándose a su libreta la que cerró al instante.

-No... solo... son punteos... escribo frases que me gustan...

-¿Para qué?- volvió a preguntar cada vez más curiosa.

-Preguntas muchas cosas...- se quejó molesta la pelinegra poniéndose de pie incomoda, ya que la castaña iba cada vez más cerca suyo- solo lo hago porque me gusta.

-¡Sofi!- escucharon una voz que las sobresaltó- ¿vienes? vamos a ir a jugar detrás de la biblioteca- la invitó un chico de gorditas mejillas sonriente.

-Ay si, un momento- se volteó- Mel ¿te gustaría venir?

-¿Mel?- preguntaron la morena y el chico al mismo tiempo- ¿por qué me dices Mel?- preguntó la chica ignorando la mirada levemente asustada del canela.

-Porque te llamas Melisa y Mel suena como a ti, más fuerte y bonito- le sonrió.

-...Sofi...- la llamó Mateo- quizás no...

-Claro, no es una buena idea- completó la morena mirándolo fríamente- créeme Sofía, tú estás mejor con amigos, yo estoy mejor sola...- se volteó para irse y sintió como ella la seguía- ¿qué haces?

-Voy contigo- comentó mientras aún sonreía.

-No deberías...- dijo el canela algo molesto- ella es peligrosa...

-Como tu inhabilidad de mantener la boca cerrada- rugió la chica lanzándole una mirada casi asesina que asustó hasta a Sofía- deberías ir con tus amigos.

-¿Por qué dijiste eso?- le preguntó molesta la más baja al chico.

-Hace dos años ella le pegó a una chica inofensiva hasta romperle un brazo ¿quieres que te pase a ti?

-¿Cómo?- se sorprendió- en mi clase hay una chica que lo vio y me lo contó cuando le pregunté porqué Melisa estaba sola- se notaba molesta- la niña que le tomó el pelo la empujó al suelo y le empezó a patear el brazo donde tenía un libro ¡ella se defendió!

-Claro que no... no puede haber sido así ¿por qué no se lo dijo a nadie entonces?- le devolvió la pregunta confundido.

-¿Tú le creerías?- Sofi se fue tras la morena que ya estaba bastante lejos. 

Una y otra vez, cada día que podía llegaba a su lado, poco a poco, consiguió acercarse a ella y sentir que era su amiga, poco a poco los amigos de Sofi se fueron acercando cada vez más a Melisa, se hicieron todos amigos. Cada mes, cada año, su relación crecía junto con ellos, cada vez más, siempre más cerca.

En historias viven
Pequeños soles sobreviven
Saltan de las páginas inertes
Sonríen y despejan tu mente.

Mantienen el equilibrio
Entre el brillo y el abismo
Como mediadores en si mismos
Brillan al centro del abismo.