Capítulo 8

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New Orleans, Louisiana. Hotel Mazzini.                                                                                  Fabrizzio
— ¿Qué coño haces aquí? —miro sus ojos brillantes y dilatados, seguro de alguna mierda que se haya metido. Su pelo grasiento y sucio dan asco. Sus manos están temblando de la abstinencia, seguro no tenía para comprarse la porquería que se inyecta.
— A…yo...mm… —mira a todos lados, y me mira desesperada. — Necesito dinero. —algo ya normal al verla, hace tiempo había encontrado a la persona quien me dio a luz y acto seguido por unos cuantos dólares me vendió a un orfanato, aquel infierno con la apariencia de una casa de acogida.
No me decepcionó, ella era todo lo que esperaba, una persona egoísta, nada le importaba salvo ella. La encontré en una casa maloliente dopada hasta la médula. Traté de ayudarla, pero a lo largo del tiempo me di por vencido, siempre recaía en lo mismo, no había un clínica a la cual no la llevé, pero sin su ayuda no podía hacer mucho. Una de las razones por la que no le dije nada mi madre, era porque querría conocerla y eso solo habría servido para que Estella —mi madre biológica— fuera a pedirle dinero. Esta es una carga que debo llevar solo.
— Te dije que no te daría nada. Ahora vete. Me molestas. —la miro serio, parece una cosa minúscula, esa imagen muchas veces me llevó a ser suave y ceder antes su chantaje para obtener lo que quería.
— Te pareces tanto a tu padre, frío, sin una pizca de amor o calidez, soy tu madre no una cosa, yo te llevé por 9 meses en mi barriga…— la interrumpo.
— Y después me vendiste por 50 dólares… ahorrate el discurso de madre dolida y sal de mi casa o tendré que llamar para que te saquen, no quiero tocarte, no quiero ensuciarme contigo. Me das asco. —sus labios empiezan a temblar, me concentro en el móvil para no tener que ver el acto que, aunque sé que es mentira me hace sentir mal y no me gusta, suspiro y tecleo un mensaje a los de seguridad, en menos de unos minutos entran al departamento y la sacan, ella ni fuerza tiene para hacer resistencia.
Dejo la comida sin probar, y me disculpo con Graciela por no cenar, subo a mi habitación y me quito la ropa, su presencia me recuerda tanto aquel lugar al cual sin poder evitarlo voy a través de mi mente. Las paredes manchadas de moho, el olor a agrio, la comezón en la piel de días sin bañarme. Los golpes de las peleas arregladas por el director el gran monstruo de mis pesadillas. Entro a la ducha, la pongo en modo caliente, siento alivio al sentir el agua caliente casi quema, sé que está limpiando la porquería que psicológicamente esta cubriendo mi piel.
Salgo, no me molesto en vestirme, me acuesto en la cama, programo la alarma del móvil y espero encontrame con un mensaje de Marie, reprimo la decepción al no encontrar ninguno. Suspiro mientras cierro los ojos, deseando como todas las noches no tener pesadillas y como todas las noches mis deseos no son concedidos.

******
New Orleans, Lousiana. Residencia Mcklain.                                                                            Marie
Me despierto sudada y con la respiración agitada, no recuerdo que estaba soñando, lastima no acordarme si me desperté toda fogosa quiere decir que estuvo bueno. Salgo de la cama, me estiro y entro a la ducha, salgo lo más rápido que puedo porque me doy cuenta que voy tarde a la escuela, como siempre. Bajo con rapidez las escaleras, mis padres no se ven por ningún lado y bajo hasta el garaje. Emprendo camino hacia la escuela en mi auto, voy un poco tarde, se supone que tenía que estudiar para este examen antes de que empiece las vacaciones. No me considero bruta, es solo que si tengo algo mejor que hacer que estudiar lo hago y no estudio. De aprobar se encarga mi cuerpecito.
Bajo del auto en el estacionamiento de la escuela y sonrío al ver que ninguno de los trastes con ruedas en los que los estudiantes vienen opacan a mi hermoso bebe. Busco a Katherine por los pasillos y ruedo los ojos al pensar que ya estaba en el aula. Doy gracias porque el examen no ha empezado, entro no sin antes recibir una mirada irritada del nuevo profe de economía. Esperen…mierda cambiaron de profesor. Nunca he tenido más claro como hoy que voy a reprobar este examen. Está infollable.
Me siento con el examen delante, empiezo a garabatear la hoja con lo que sé responder, hice el 70% de la prueba ahora que estuviera bien todo lo que escribí es otra historia. Salgo junto a un grupo de nerds del aula, espero a Katherine afuera del edificio, se demora muchísimo, comienzo a preocuparme, ella es un nerd solo le falta las gafitas no se cuál es la demora. Finalmente la veo salir y la asalto a mitad de camino con una sonrisa la cual se borra al verle la cara.
— ¿Qué pasó? —digo acompañándola hasta la salida de la escuela llegando al estacionamiento.
— Creo que no lo hice bien, estaba desconcentrada. —dice suspirando, frunzo el ceño y trato de animarla.
— No te preocupes, de seguro apruebas, el profe sabe lo inteligente que eres. —trato de bromear con ella para que se relaje un poco. Y me acuerdo de que el profe es nuevo pero no le digo más nada. Lo importante es que no se preocupe. — ¿ Y qué te tiene así? ¿O quién? — meneo las cejas, hace el gesto de responderme, pero se queda mirando un punto detrás de mí, me giro y por las putas vírgenes del infierno ¿qué hace ese hombre aquí opacando mi bebé con su Lamborghini Huracán? Lo veo bajarse de su auto y camina directo hacia nosotras, pongo a trabajar mis neuronas y todas llegamos a la conclusión que está aquí por Katherine, no para reclamarme del robo del Sr. Santoro. Eso espero.
— Creo que te está mirado. —le susurro a Kathy quien está quieta mirándolo. —No mirando, viniendo hacia acá.
— No soy ciega Marie — dice irritada y escondo una sonrisita, ¿Uy que le hizo que la tiene así?
Llega a nosotras, se presenta de manera cordial.
— Buenas señoritas. —nos mira para después dejar caer su mirada de “Soy un papacito rico pero peligroso”, ruedo los ojos mentalmente y pongo una sonrisa cordial también. — Mi nombre es Adam Mazzini un placer conocerla Señorita Mcklain, he oído mucho sobre usted. —apuesto que sí lo has hecho, sonríe malvada mi yo interior.

Loca Por Un Mafioso©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora