New Orleans, Louisiana. Cabaña de los Mcklain.
MarieA veces el silencio es lo que uno necesita, mas no lo que uno quiere. En mi caso es algo más que necesitar, ya se ha convertido en parte de mi vida, desde pequeña he tenido que aprender a vivir con él. Nunca tuve con quien hablar de cosas importantes, hasta que conocí a Katherine, pero ya era tarde para ese entonces, hay cosas que ni a Katherine le cuento porque simplemente no pudo abrirme completamente a las personas. Intenté hacer conversación con mi madre a lo largo de mi niñez, pero siempre estaba muy ocupada con cosas superficiales y mi padre si no es de negocios no mantiene una conversación por más de dos segundos. Por lo que, si me abrumaba mucho con las cosas, me alejaba de todos y me quedaba aislada del mundo. Como ahora.
Había pasado una semana desde que me fui de la ciudad, estaba segura de que mi padre contrataría a un equipo de detectives privados y más que segura de que no había nada de esto en las noticias, no le gusta atraer atención innecesaria y menos relacionada conmigo.
Suspiro mientras trato de hacerme un desayuno decente, lo sé, son las 10 de la mañana, pero me gusta dormir. Está de más decir que sé hacer lo básico para no morirme de hambre, la mayoría de las veces lo encargo online, por el olor y aspecto de este huevo creo que hoy no es excepción. Tomo el móvil y ordeno dos pizzas de camarones, amo los mariscos más que a mi colección de Christian Louboutin. Desecho el huevo quemado y disperso el humo con un paño, tomo una botella de vino, la descorcho y me voy a la sala, me siento en el mullido sofá que tanto adoro de esta casa. Doy el primer sorbo de vino, solo oigo el trinar de los pájaros y nada más, silencio total. Cierro los ojos y mi ceño se frunce al oír el timbre de la puerta. No me puedo creer que me encontraran aquí. Imposible que sea el repartidor. Al parecer las vacaciones se terminaron.
Me levanto de lo más calmada, todavía con la botella en la mano, le doy un trago largo y abro la puerta. Oh mierda.
Parpadeo unas cuantas veces más, mi mano se aprieta alrededor de la botella al ver que no se iba de mi campo de vista. Lo miro sin inmutarme, pero por dentro estoy que derrito titanio.
— Marie… — me mira de arriba abajo con algo en la mirada que no sé descifrar.
— Fabrizzio…—me quedo ahí mirándolo a los ojos, sin demostrar lo furiosa que estoy por su desaparición y falta de interés. ¡¡ES QUE LE QUIERO CLAVAR LA BOTELLA EN LA CABEZA!! — ¿Qué haces aquí?
— Llegué de viaje y me entero de que estás desaparecida hace una semana, sin dar rastro de vida. ¿Qué crees que hago aquí? —ruedo los ojos.
— Estás aquí porque quieres irte a dormir sin remordimiento por no contestarme las múltiples llamadas que te he hecho antes y durante de mi desaparición. —se queda mirándome, confirmándome lo que digo. Asiento —Bien pues ya me viste, estoy entera ya te puedes ir.
— Hey…Marie...—alcanza mi brazo y lo quito de su mano como si quemara.
— Marie nada, Fabrizzio, Marie nada. Nunca he necesitado a nadie ¿ok? Y por primera vez que intento pedir ayuda me ignoran. Pero está bien porque estoy sola en este maldito mundo desde el día en que nací porque no le importo a nadie y tu no vas a ser la excepción, así que te puedes ir por donde mismo viniste ¡¡no quiero ver a nadie!! —lanzo la botella hacia una pared y trato de cerrarle la puerta antes de que me vea llorar. Evita que la cierre, la abre haciendo que camine hacia atrás, al estar descalza me clavo pedazo de vidrios en el pie.
— Ahhh…—veo la sangre salir un poco de la planta del pie, el alcohol más los sentimientos reprimidos que tengo dentro y el dolor del pies, hacen que rompa de burbuja de calma y empiece a llorar. Los brazos de Fabrizzio me elevan del suelo, automáticamente lo abrazo.
— Shhh… —me besa la frente, me susurra. —Ya estoy aquí. ¿Dónde está tu habitación? —le apunto las escaleras, es una cabaña bastante amplia, por fuera tiene aspecto antiguo, pero por dentro es muy moderna. Nos sube, entra en la habitación y me deja en el borde de la cama.— Vamos a vendarte ese pies, ¿tienes quid de primeros auxilios por aquí?
Asiento llorando en silencio, le apunto al baño. Entra y sale del baño con la caja. Me cura el pie y me mira a los ojos. Aparto la mirada de él, no quiero que me vea así.
— Ok, ¿Qué ocurre? ¿Por qué estás así? —tomo un respiro, me seco las lágrimas y lo miro fijamente
— Quiero desaparecer...—sollozo más fuerte sin poder evitarlo, trata de abrazarme, pero lo paro en el acto. Y le suelto todo de una.— Me follé a mis profes de Historia y Economía porque están deliciosos y porque pensé que era una buena idea en el momento, me los follaba y no tenía que presentar absurdos trabajos extra-clases…pero ahora cambiaron al profe de Economía, reprobé el examen final por dos miseros puntos. Y ese viejo infollable me dijo en mi cara que si me acostaba con él me aprobaba. Follo cuando quiero y con quien quiera, no porque tenga que hacerlo o en este caso por chantaje. Lo se me hace ver como la alumna puta que se tira a sus profes por la nota poco me importa…es que no lo has visto es un viejo horrible de feo—se queda en silencio mirándome, hago ademan para que diga algo.
—¿Y bien?
—Así que… ¿estás así porque tu profesor es infollable y no porque reprobaste? —me le quedo mirando como el gato con botas y encojo uno de mis hombros. —así que ¿por eso tuviste un brote psiquiátrico hace unos minutos atrás? —abro los ojos ofendida.
—No era psiquiátrico …era un discurso existencial. —le digo sin saber lo que digo, solo trato de justificar mi drama.
— Estas loca. — se muerde el labio, me le quedo mirando su labio atrapado en sus hermosos dientes.
— Lo sé... — susurro mirándole a los ojos. Se acerca y su cara queda a centímetros de la mía.
— Lo siento.
— ¿Por? —pregunto.
— Por no contestarte las llamadas, prometo que no volverá a pasar.
— Tienes razón porque no te volveré a llamar. —rozo mis labios con los de él, deja un casto beso y se aleja.
— Supongo es justo, pero centrándonos al problema de tu escuela, resolveré el asunto de tu profesor, pero no el de tu nota. —frunzo el ceño. — De seguro hay segunda convocatoria para esto o algún trabajo, vas a estudiar y sacarás el examen adelante.
— Tienes que estar de broma, ¿por qué no puedes resolver mi nota?, son dos puntitos. —lo miro con los ojos abiertos incrédula.
— Porque quiero que te esfuerces por lo que quieres, estas acostumbrada a resolver las cosas de manera fácil, eso se acabó, ¿quieres pasar de año? estudias y punto. —me mira fijo y de pronto toma de la cintura alzándome, suelto un grito ahogado. —Y ni se te ocurra volver a pensar en follarte a alguien más, porque no respondo.
— No puedes decirme...—me suelta bruscamente en la cama.
— Puedo, si quieres pasar de año. — se encoge de hombros.
—Pero me acabas de decir...—me interrumpe.
—Te acabo de decir que no haría nada con tu nota, no que no te ayudaría a estudiar. —me quedo un poco paralizada. ¿Estudiar con él? Empiezo a reír.
—Sabes que lo menos que vamos a hacer es estudiar ¿no? Vamos a estar follando como conejos y eso no se aplica a estudiar. —ríe quitándose la corbata y el saco.
— ¿Quién dice que el sexo no sirve para estudiar? Servirá como estímulo para que sigas estudiando cada vez más duro. No tendremos sexo hasta que termines el estudio del día. Y si no veo desempeño por tu parte, pues no hay sexo. —me le quedo mirando.
— Estas bromeando…—le sonrío. Saca su teléfono y le pide a alguien que le traiga una maleta con unos papeles. Se me va la risa.
— ¿Te vas a quedar aquí? De ninguna manera, no te he perdonado lo de las llamadas.
— Te lo merecías por dejarme amarrado y excitado en esa cama.— me muerdo el labio sonriendo y en el fondo tiene un poco de razón. — Ahora saca tus cosas de estudio, empezamos ahora.
— No tengo nada para estudiar —Se me queda mirando.
— ¿Cómo es que eres la vicepresidenta de tu empresa? —me dice incrédulo.
— Soy buena robando cliente, cerrando tratos y dándole una patada a los imbéciles que se cuestionan mi puesto en la empresa.— lo miro molesta. —No soy bruta, solo que a veces me da pereza o se me olvida estudiar, pero siempre apruebo, no sé porque en esta fue lo contrario pensé que había respondido la mayoría de las preguntas bien.
— Siempre hay una primera vez. Por está bien, hoy no estudiarás, te dedicarás a recopilar los materiales para estudiar y mañana no quiero excusas. — cuando voy a decir algo el timbre de la puerta suena, él baja y abre, es el repartidor. Deja las pizzas un poco intimidado por Fabrizzio y bajo para desayunar mientras veo como deja las pizzas en la meseta y se dispone a limpiar el desastre que armé de vidrios en el suelo.
—¿Pizza a esta hora? —pregunta recogiendo los cristales.
— No he desayunado. —me meto un pedazo en la boca, tira los cristales en la basura y le ofrezco la otra pizza, saco cojeando el refresco del refrigerador, estoy un poco mareada por el vino, pero aun así tengo hambre. Me le quedo mirando mientras come su pizza.
— ¿Qué? —no me mira y mastica mirando su pizza.
— No me has dicho nada sobre mi follándome a mis profes. —se encoje de hombros.
—No tengo nada que decir sobre eso, es tu vida cuando no estaba presente en ella, trata de follarte a alguien ahora y verás que las consecuencias no serán bonitas.—siento un poquito de miedo y excitación a la vez. —ni siquiera lo pienses.
— ¿Pensar qué? —recorro uno de mis dedos por su brazo.
—No estudio, no sexo. —me sonríe.
— Pensé que estabas bromeando. —se levanta me da un piquito, sigo sin moverme ¿no sexo? ¿en serio? y se aleja hacia las habitaciones. Algo me dice que este es el peor plan de estudio del universo. Quiero Sexo.
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Loca Por Un Mafioso©
Romantizm⭐Trilogía Obsesión.❤ Libro II Independiente del primero, por lo que no es necesario que lo leas en orden. ⚜⚜⚜⚜⚜⚜⚜⚜⚜ Ella es loca, sin filtro y segura. Él es controlador con un carácter de mierda y una bestia dentro. Fue el prime...