Capítulo 41

2.5K 228 60
                                    

España. (Casa de seguridad.)

Marie

Me remuevo entre las sabanas, pero algo o mas bien alguien no me deja hacerlo completamente. Fabrizzio tiene sus brazos alrededor de mi cuerpo con los pies metido entre los míos y Pudín no se queda atrás poniéndome su gordito cuerpo en la almohada y la cabeza.

Ninguno de los dos quiere ceder y como puedo me fijo en el reloj. Ocho de la mañana y ¿Fabri todavía aquí? Logro quedar de frente a él. Tiene un par de pequeñas ojeras que me hacen besarle la punta de la barbilla. Huele muy rico y beso su garganta hasta su pecho. Se remueve un poco y se medio queja como niño chiquito sacándome una sonrisa. Sigo besándolo hasta el borde de su bóxer, él podrá estar muy dormido pero su compañero no. Sin pensármelo mucho saco al amiguito y mi lengua lo saluda despacio, saboreándolo hasta metérmelo completo en la boca.

Toma dos o tres chupetones para sentir su mano en mi cabeza y el movimiento suave de su cintura. Se me endurecen los pezones al oírlo gimotear por más.

Acelero cada subida y profundizo cada bajada. Mi lengua se mueve alrededor de la cabeza palpitante. Mis manos van a sus bolas y juguetean con ellas. Sus muslos se contraen profundizando mas sus embistes en mi boca.

Alzo mis ojos hacia él y la vista me empapa en segundos. Su mano libre la tiene aguantada de la cabecera de la cama para no taladrarme la garganta como se que quiere. Eso solo guiaría a desastres y no es lo que queremos.

―Oh mierda...―jadea cuando chupo más fuerte. Su cabeza se alza contraída. ―No voy a durar mucha nena.

Lo saco de mi boca dándole una sonrisa. Sus manos me arrastran hacia arriba y me abren las piernas brusco.

Se detiene un momento preguntándome con la mirada lo que ambos hemos querido por días.

Asiento sintiéndome bien con ello. Porque se que ellos están muertos y quien tengo encima es alguien a quien amo.

―Sujétate a la cabecera. ―hago lo que me dice y su embiste le sigue sacándome el aire. Si no le hubiera hecho caso tendría un gran golpe en la cabeza por culpa de los empellones que me está propinando. ―Ábrete más que te la quiero meter toda.

Mi lado ninfómana gime apretando las manos hasta tener los nudillos blancos.

La cama se estremece un poco cuando Pudin se asusta y se mete debajo de la cama.

Sus manos van a mis piernas llevándomelas a cada lado del tórax. Si me abre un poco mas me parto al medio. Su miembro entra y sale con movimientos circulares que me llevan aun espiral de placer.

Un grito se desprende mi garganta cuando gruñe incoherencias mientras sus testículos golpean sin cesar mi periné.

Su mano va a mi clítoris haciendo que grite sin control mientras avasalla s pelvis contra la mía. Siento que el cerebro se me ha desconectado por un segundo y el líquido caliente bañar mi canal mientras finos espasmos recorren el cuerpo de Fabrizzio.

Mis senos palpitan dolorosos. Me los saco por encima del sostén y les doy la atención que merecen, los tengo super sensibles, mis manos son apartadas para ser remplazadas por su boca. Mi cuerpo se arquea y mis caderas se mueven con él semiduro dentro de mí.

Mueve sus caderas despacio matándome por completo. Mis manos van a sus hombros y acarician su cuello mientras les da una especial atención a mis senos.

Mi interior se contrae en pequeñas sacudidas provocando a Fabrizzio quien cada vez está un poquito más duro.

Lo tomo por el cuello y lo atraigo hacia mí para besarlo.

Loca Por Un Mafioso©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora