Marie Mcklain
Una vez juré que no volvería a sentir vergüenza por ser lo que era, mi psicóloga me había dicho que la causa más probable es el abandono emocional de mis padres y el trauma que ella cree que me dejó Fabrizzio al abandonarme. Me negaba totalmente a aceptar que el abandono de un novio me traumatizó porque eso significaría que era débil y era muchas cosas excepto eso. Por lo que estoy en un completo conflicto interno, por un lado, quiero pegarme duro porque mi voz sonaba a desesperación y por otro se sentía bien abrirse a alguien. Aunque a veces ese alguien no es la persona correcta y espero que Fabrizzio lo sea, de lo contrario muchos sartenes voladores y muchos huevos rotos habrá esta noche y no precisamente los de gallina.
—Eres ninfómana—su voz expresa sorpresa, pero ningún rastro juzgador lo cual agradezco.
—Si —me encuentro con sus ojos que me miran con detenimiento. —y estoy a nada de entrar en la cosa conocida como ansiedad —me muerdo el labio. Sus manos se posan en mi cadera, frotando ligeramente la piel debajo de la ropa. Deja un beso en mi hombro, otro en el cuello lo que hace que cierre involuntariamente los ojos.
—Bueno, ¿no podemos dejar que llegues ahí no? Más que feliz de calmar tus ansias.—me muerde la barbilla, gimo cuando siento su mano entre mis piernas. —puede que no pueda penetrarte, pero estoy más que calificado para proporcionarte unos cuantos orgasmos sin llegar a eso. Y así lo hizo, probé la destreza de sus dedos y de su lengua. Termino toda desnuda y hecha un trapo en medio de su oficina, mientras él seca mis jugos de su boca. Lo miro presa de la droga post orgásmica que el cuerpo humano desprende después de una buena dosis de sexo.
—¿No vas a alimentar mi ego diciéndome lo malditamente bueno que soy en esto?
—Yo creo que no necesito alimentar ese monstro más de lo que ya lo haces. —me levanto con los pies temblorosos. —aunque creo que es tu turno. —me acerco divertida hasta él tocando su abdomen mientras me relamo los labios, su mirada se vuelve hambrienta pero la magia se va cuando tocan a la puerta.
Miro con el ceño fruncido entre la puerta y Fabrizzio.
—Vístete...es uno de mis hermanos, nadie toca a mi puerta solo ellos. —rápidamente como mi destreza me lo permite me pongo el vestido y el calzado. La puerta es abierta dejando entrar al menor de los Mazzini.
— ¿Fabrizzio sabías que Adam está un poco raro últimamente? Ya no se le ve la cara fea esa que tiene con mucha frecuencia. —entra sin percatarse de mí, cuando lo hace su mirada cambia a una sonrisa lobuna. Evito rodar los ojos. —Hola por ahí...cosita rica.
Simulo una arcada metiendo un dedo en la boca, su expresión es divertida pero peligrosa. Fabrizzio lo mira serio.
—Cosita rica, es mi cosita rica. Así que más respeto. —le dice a Evans con una ceja alzada y este ríe alzando las manos en son de paz.
—Ya entendí, ya entendí. —su cara pasa de divertido a serio en un segundo cosa que me deja un poco en shock, no puedo creer que alguien pasara de una emoción a otra en un parpadeo. —Mejor que se valla, necesitamos hablar. —quería estrellarle el puño en su cara.
Veo que Fabrizzio ahora tiene oscurecida la mirada, yo me quedo mirando entre los dos hasta que Fabrizzio me mira y no necesito más para saber que quiere que los deje solo. Me retiro sorprendida de estar enfadada con el playboy y no con Fabrizzio, debería estar enfadada con los dos, pero antes me dice.
—Te espero esta noche en el departamento. —me enfurecí porque iba a decir que si como la estúpida novia que hace todo lo que su novio le pida. Lo miro y le alzo una ceja.
—Te quedaras esperando, estúpido.
—No me provoques.
—No te dejes provocar. —le guiño media chula. Dejo la empresa yendo directo a la mía.
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Loca Por Un Mafioso©
Romance⭐Trilogía Obsesión.❤ Libro II Independiente del primero, por lo que no es necesario que lo leas en orden. ⚜⚜⚜⚜⚜⚜⚜⚜⚜ Ella es loca, sin filtro y segura. Él es controlador con un carácter de mierda y una bestia dentro. Fue el prime...