Marie
Katherine está progresando notoriamente. Casi me puedo dar por innecesaria, su mente se ha enfocado en cazar adorables bambis y en el siniestro, John. Ella puede que no se haya dado cuanta de que el tenebroso la mira con deseo y si se dio cuenta, no lo ha mostrado.
Por otra parte, está el viejo zorro, alias Vladimir y de cariño Vlady. Casi me ahogo de la risa al ver su cara cuando le llamé así. Hubiera dado todo por haber tenido mi celular encima, me hubiera llevado un lindo recuerdo.
Si, este es mi penúltimo día en Rusia. Ando en pijamas y tomando un café frente a la chimenea de esta mansión inmensa, rememorando los últimos días. A mi pesar se me han ido en un chasquido. Me hubiera quedado un poco más, pero no podía dilatar más las cosas. En New Orleans me espera algo aun más peligroso que Vladimir.
Vladimir…
Una sonrisa se dibujó en mi rostro al recordar la otra noche.
Flashback
— No sabía que te gustaban los caballos. —su voz me toma desprevenida.
Estaba en los establos acariciando a una yegua azabache pura sangre.
— Desde chiquita he estado rodeados de ellos. A mi padre le gusta la cria.
— Roger Mcklain…seguro que más que eso, le gusta el contrabando que venía con ello.
Rodé los ojos y lo miré a la cara.
— ¿Viniste a aquí a decirme lo corrupto que es mi padre? Apuesto que tú le llevas ventaja.
Una sonrisa con malditos hoyuelos apareció en su cara.
— Me encanta cuando te enojas. ¿Te han dicho lo hermosa que te ves enojada?
— Eres el segundo que lo ha dicho en voz alta. Así que llegas tarde con esa línea de coqueteo. —tomé dos cepillos y le lancé uno para que lo atrapara— Ven y haz algo útil. Ayudame a peinarla.
— No estoy vestido para tan ardua tarea. —se excusó dejando el cepillo en la repisa.
— Eso puede arreglarse, quitate la ropa. —me encogí de hombros de espalda hacia él siendo sarcástica. Unos minutos después pensaba que se había ido, pero apareció en bóxer a mi lado con un cepillo.
— Has perdido la cabeza.
Se me quedó mirando por un segundo largo.
— No te veo cepillando. — me apremió y yo obedecí como si me hubieran cogido fijándome en un examen.
Un rato después, habíamos llegado a cepillar el miso lado de la yegua y de alguna manera quedé entre él y el costado del animal.
— Nunca pensé que cepillar fuera tan divertido. —me susurró y voltee la cara para tenerlo a cm.
— Es relajante, pero en ti tuvo el efecto opuesto. —bajé mi mirada hasta su entrepiernas que la tenía abultada.—te dije que no volvería a pasar.
— Y yo me hice el que te creí. —dejó un beso en mi hombro. La mano libre del cepillo se posó en mi vientre pegándome a él despacio. —pero ambos sabemos que volverá a suceder. Porque no me he saciado de ti y tú tampoco de mí. — Los dos tenemos bien claro que una vez que te montes en ese avión, no volverás a tocar mi cama nunca más, y no estoy dispuesto a permitir que te vayas sin volver a probarte otra vez.
— ¿Que te hace tan seguro de lo que acabas de afirmar? — levanté mi barbilla el cual él acarició.
— Reconozco cuando alguien está enamorado. Y tú lo estás de Fabrizzio. —susurra casi besándome los labios. — Y creo que somos unas de las pocas personas que sabemos… que el amor al cuerpo nada tiene que ver con el del corazón. Y ninguno profana el otro.
Me giré para enfrentarlo y quitarle peso a las palabras que había lanzado.
— ¿Tus líneas están perdiendo efecto o es que de una follada me he vuelto inmune a tu encanto? —me burlé sacándole un sonrisa que prometía cosas muy oscuras.
Sus manos me atraen de manera brusca como me gusta hacia él pegando los labios en un roces que manda una corriente eléctrica entre mis piernas.
— ¿Qué tal esta línea? Voy a cogerte tan duro que me vas a recordar por el resto de tu vida.
Fin Flashback.
Soy interrumpida por los pasos de un silueta que me pone en alerta porque no es Vladimir, es el tinieblo.
— ¿Se te ofrece algo? —pregunto sin que se me note el miedo en mi voz al verlo parado tan cerca.
Me extiende una cadena de plata con un no tan grande pero tampoco pequeño diamante rojo.
—Ahora no significa nada, pero llegará un momento en que lo hará. Cuando oigas hablar de la liga de las sombras o los asesinos, ese diamante cobrará valor. Es el pagaré de una deuda que tengo contigo.
—No he hecho nada por ti. —digo sin tocar la cadena.
— Sacaste a Katherine de su encierro y gracias a ti hoy la vi sonreír ir primera vez. —dice de forma rígida.
Me deja la cadena en el reposabrazos y se va como mismo vino.
«El tinieblo tiene alma y ya veo que tiene dueña. No salimos de un para entrar en otro. ¿Qué mierda le ponen al agua estos días?»
Observo la cadena y la tomo entre mis manos, soy muy consciente del mundo que me rodea y no soy tan tonta como para rechazar este pequeño regalo.
Vuelvo a tomar mi café y una garganta suena haciendo que todo se me tense.
—Buenas noches, conejita. —me tiene la mano. —Ven.
Arrugo mi ceño tomándola.
Me lleva por unos pasillos largos detrás de la mansión a uno de los jardines alejados del ala de la servidumbre y por supuesto, la de Katherine.
Cuando abre la puerta se me queda atascada la respiración al ver una manta en el piso con una cesta grande. Los arbustos y arboles están decorados con luces simulando pequeñas estrellas.
Su mano en el centro de mi espalda me lleva hacia la manta.
—Te creía un hombre de mesa, copas y un reguero de cosas innecesariamente finas.
Ríe.
—Lo soy. Simplemente sé que tú no lo eres y esta noche no es sobre mí. Es sobre despedirte como se debe.
Sonrío leve sentándome.
— Bueno al parecer aun te quedan trucos debajo de la manga.—murmuro.
— Ni siquiera has raspado la superficie Conejita.— se inclina en complicidad y hago lo mismo.
—No creo que me toque ese rol en tu vida, Vladimir. Creo que alguien mas loca que yo te pondrá en tu lugar. Quedarás totalmente rendido a sus pies y cuando te des cuenta ya será demasiado tarde.
— Que dios me aguarde de alguien más loca que tú.
Lo miré falsamente ofendida y empujé su hombro.
Su sonrisa aminoró cuando vio la cadena.
—John te dio eso. — no fue una pregunta. Asiento. —Guardala bien, no sabes cuándo podrías usarla. Esto a veces es más poderoso que una pistola.
— ¿Que representa?—digo con curiosidad.
—Un ejército levantándose desde las cenizas y los escombros, en forma de sombras mortíferas que van dirigidas por un ser peor que ellas.
—Suena sacado de un libro de fantasía y terror.
—Lo es. —me pasa una cerveza fría.
—Es algo bueno que pueda contar con el tinieblo.—murmuro mirando el diamante.
—Y conmigo. —mis ojos se fueron a los de él inmediatamente.—puedes contar conmigo, hasta que deje de respirar.
—Tú también puedes contar conmigo. —cuando salieron de mi boca, oí lo estúpido que sonaba. Yo una don nadie en el mundo de la mafia diciéndole eso al jefe de la Mafia de Rusia.
Sonríe asintiendo mientras mi mejillas se calientan.
— Si alguna vez necesito desaparecer, serás la primera en saber. Quizás juegues un papel importante en ello.
—¿Pinky promise? —alzo mi mano divertida y su dedo meñique se enrosca sobre el mío.
Pero su otra mano se coloca en mi nuca y atrae mi boca a la de él.
—Prometido.
La cena pasó entre risas, cuentos, coqueteos que cada vez subían más de tono hasta que me encontraba sobre su regazo moviéndome con hambre, deseo y lujuria. Su boca trazando una camino de besos por mi espalda y hombros hasta llegar a mi boca. No fue rápido ni lento, el ritmo no era algo que se podía clasificar en nada que no fuera perfecto, daba el punto exacto cada que arremetía sacándome profundos gemidos que muchos de ellos fueron silenciados por la manta del picnic, su mano o sus mismos labios. Durante la noche y parte de la madrugada el escenario cambió varias veces hasta terminar exhausta en mi cama con él entre mis piernas. Mi cuerpo no soportaba un orgasmo más, ya no tenía ni fuerzas para apoyarme en las manos, ni siquiera para hablar.
Mi cuerpo quedó a su completa merced, algo que debería de darme miedo, pero, todo lo contrario. Disfruté de cada caricia que le siguió y cada beso esporádico que me llevaron a caer rendida a Morfeo.
La mañana siguiente estaba tomando el vuelo a New Orleans donde el caos y una bestia aguardaban por mi y no sabía cuál de los dos me haría pedazos.
Nota de Raven:
Amé escribir este capítulo porque es una de las despedidas que más me ha tocado el corazoncito. Espero que hayan disfrutado del frutifantástico entre Vlady y Mari. Porque se viene Fabrizzio con todo.
😀 se que muchas me dirán #Noalsindetalles pero es que...que mejor despedida que ustedes mismas se imaginen lo que pasó ahí que la dejo en coma. 😂♥️Las amito. No olviden votar y comentar.
Fabrizzio: Me dices que me amas y mira como me haces sufrir. *mira con dramatismo*
Yo: Ya chiquito, ya llegará tu momento—le doy palmaditas en la esplada —y entonces sabrás lo que el verdadero sufrimiento.
🙂
ESTÁS LEYENDO
Loca Por Un Mafioso©
Romance⭐Trilogía Obsesión.❤ Libro II Independiente del primero, por lo que no es necesario que lo leas en orden. ⚜⚜⚜⚜⚜⚜⚜⚜⚜ Ella es loca, sin filtro y segura. Él es controlador con un carácter de mierda y una bestia dentro. Fue el prime...