Loca Por Un Mafioso©

Capitulo 4

Fabrizzio Moussolini

No debería sentirme culpable, es solo una adolescente mimada que no mide las concecuencias de sus actos, impulsiva y sin un tramo de vergüenza. La manera en que me veía mientras cenabamos, me tenía apretando los cubiertos, sus manos situadas entre mis piernas cubiertas por el mantel de la mesa a solo dos pasos de sus padres, su osadía me tenía al borde y con ganas de estamparla contra la mesa y follarmela como quería. Aunque ya había probado ese dulcecito, hace años atrás cuando sus ojos y su boca me miraban con deseo, admito que no debió pasar pero su cuerpo no era el de una niña a adolescente, era todo un monumento. Al igual que ahora, pero se nota más madura en cietos aspectos de su facie y sus cenos. Sobrevivo a la cena satisfactoriamente, cuando se le ocurre enseñarme los establos, nunca pensé que se acordaría de mi adoración por los caballos, la verdad es q sus ejemplares están fuertes y saludables, pero toda mi atención la tiene sus caderas que no hacen otra cosa que provocarme hasta que lo pierdo. La acorralo contra uno de las puertas de los caballos y la beso desesperadamente a lo cual ella responde de igual forma, mis manos la recorren tan deliciosamente que casi gimo, sus labios son deliciosos y saben lo que hacen, muy disintos de aquellos labios que por falta de experiencia temblaban con el rose de los mios. Los recuerdos de aquella inocencia que tomé me saltan a la cabeza, sus ojos extaciados cuando le di su primer orgasmo, tambien tenían calor casi como cariño pero cambió a descepción cuando le dije que no era su principe azul. Después de eso me prometí olvidarme de aquel día y que evitaría toparme con ella. Solo sería uno de los muchos pretendientes que tendía en un futuro , se olvidaría de mí y yo con suerte me olvidaría de ella. Y jamás cometería el error de meterme con una adolescente, no me dejaría embobar por unos ojos brillantes , una mente agil y alocada con un tracero de infarto. Y lo había hecho bien, era totalmente inmune a esas chicas excepto a ella, tenerla cerca le hacía cosas extrañas a mi cuerpo e intentaba fastidiar mi mente, por lo que puse un alto y ver su cara de dolor ante mis palabras casi me hizo querer retractarme, pero no podía dejarme llevar como un adolescente, ya no lo era. Solo me quedó aceptar a su amiga como diseñadora , un buen lío con Adam , mi hermano y mi jefe, ya que es muy meticuloso en cuanto a sus cosas porque lo único que quedaba por decorar era su apartamento. Pero lo que me hizo quedar en shock fue la reacción de Marie, fingiría que nunca nos conocimos, que no pasó nada, ni ahora, ni hace 6 años. Pero eso eras lo que querías desde un principio.. mi subconciencia me reprochaba. Mis manos apretaban el volante con fuerza que hizo crujir el cuero con el que estaba forrado, salí de la mansión Mcklein con un peso en el estómago, no tengo por qué encontrarmela de nuevo, simplemente haré lo que había hecho estos años. Presiono el botón de llamada del auto.
-Llama a Jen- hable alto y claro para que la operadora procesara y ejecutara la información que había dado. "Llamando a Jen"

-Hola ricura..extrañandome?- su voz dejaba mucho que desear, estar en una conversación con ella por más de 5 min era una total odisea, su boca servía solo para una cosa , cosa que tengo planear que haga.

-Donde estás?- pregunto doblando por Jackson Squaer no muy lejos del hotel Mazzini

-En mi apartamento..vienes?..

-Para allá me dirijo- y cuelgo sin darle tiempo a responder. La verdad ya estaba muy cerca, estaciono y me dirijo a su piso, en el momento en que me abre , me la quedo viendo, y algo en mi se descepciona, su color de piel es diferente al blanco pecoso , su pelo rubio en nada se asemeja al castaño con mechas de colores , sus labios rellenos de botox para nada naturales y perfectos, eso me hizo enfurecer, ¿por qué tenía que compararla con Marie? ¿por qué?.

-Sola?- eso salió como casi un gruñido , lo cual la asustó y asintió rapidamente. No esperé más me abalancé , la tomé con fuerza por los brazos soltando un grito por la brusquedad, la siento en la repisa de la sala, y le arranco la ropa, todo su cuerpo estaba temblando de miedo, mi subconciente me decía que esto estaba mal pero poco me importaba, mi mano izquierda la agarra duro por el pelo y la hago mirarme, sus ojos tenían terror puro.