Capítulo 37

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Advertencia escenas desagradables. Si no tienen estómago porfa no lean y pidan spoiler a las lectoras.

Marie

La cabeza duele, las ganas de vomitar suben a mi garanta al enderezar la cabeza. Trato de moverme pero mis manos y pies están restringidos. El olor a humedad no le ayuda a las náuseas.

Unos pasos resuenan por el piso haciendo eco. Logro enfocar un señor canoso alto con una barriga mórbida.

―Así que por fin tenemos el gusto. ―si su aspecto me da asco, su voz me da el doble. Parte de su cara está quemada.

― ¿Quién eres?

―Soy el único que puede meterle cosas a Fabrizzio.

Trago fuerte con miedo.

―¿Cómo...?

― ¿Cómo sé que querías jugar con lo que es mío? Giovanni habla mucho durante el sexo y Miguel fue de mucha ayuda.― ríe al ver mi cara de horror.
Baja a mi altura.

―No creas que es el único esbirro que tengo entre tu gente. Esto es algo que llevo planeando desde hace mucho tiempo.―me garra del pelo dándome un tirón.

―Quiero que disfrutes de tu estadía hasta que Fabrizzio se presente.

―Lo hará con un ejército.―gruño de rabia.― y me daré el gusto de ver como explota ese cuerpo mórbido y asqueroso. ―le escupo en la cara y recibo una bofetada que casi me tumba con silla y todo.

―Caballeros que llegue viva a mi regreso. ―se va sonando el bastón porque no puede caminar bien.

Mis ojos se posan en los hombres que me rodean y doy un largo suspiro preparándome para lo que viene porque no les daré el gusto de romperme.

―Bien cosita. ¿Cómo lo quieres? ¿Duro y salvaje o suave y amoroso?
Las risas no se hicieron esperar. Levanto mi barbilla.

― ¿Qué tal uno que pueda llegar al orgasmo? Oh espera, les queda muy grande complacer a una mujer.

Y ahí comienza el primer golpe de muchos otros que le siguen. Tengo entumecida la cara, la sangre gotea de mi nariz y labios.

―Vamos a romperte bonita y no solo entre las piernas. ―me agarra del pelo uno de ellos. ―mira esos colores, tan bonitos...pásame la navaja.

Siento el pelo caer en grandes mechones, mi pelo negro con mechas de colores se estaba convirtiendo en una maraña deforme en mi cráneo. El filo de la navaja corta sin cesar y daña en varias partes mi cuero cabelludo, el objetivo es dejarme sin un tramo de pelo.
Aprieto mis labios porque me niego a tener tan poca resistencia.

―Pasaste de bonita a horrorosa. ―murmura el que tiene una manguera en la mano y la enciende en mí sin dejarme tiempo a respirar. Toso por el agua que me entra en la boca. Vomito lo que tengo en el estómago.

La ropa es lo siguiente que me quitan a base de navaja sin importar que el filo muerda mi piel o no. Desnuda y amarrada temblando por el frío que se empieza a colar en el almacén.

Me abren las piernas y siento una mano maltratando mi centro. El que me cortó el pelo se saca su miembro. Cierro los ojos porque no quiero ver, quiero sentir, quiero irme a un lugar lejos en mi mente, pero no llego a alcanzarlo. Unas manos abren mi boca y lo introducen hasta la garganta.

Forcejeo para sacármelo de encima, pero más manos me sostienen mientras el hombre embiste mi boca activando los reflejos nauseabundos. Le vomito encima.

-Agh, ni chuparla sabes.-gruñe.
Un golpe en el estómago me saca el aire. Me desatan de la silla y me llevan a rastras hasta un gancho.

Me suspenden en el aire y comienzan los latigazos sin zona preferida. Aprieto los dientes cuando el cuero muerde la piel.

Loca Por Un Mafioso©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora