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Ese primer mes de clases fue ajetreado acostumbrándose al nuevo horario, Lily y Dominique consideraban que su sentido de orientación se había quedado en casa ya que se perdían a cada rato, incluso McGonagall les había dicho que les recordaban a su padre en sus primeras semanas, pero luego les dio el mismo consejo que les había dado en su época, convertirlas en un mapa de bolsillo luego de haber ido a dirección por las múltiples quejas de sus tardanzas, aunque lo compensaban con su rendimiento académico ya que eran hasta el momento las mejores en el año. Lily agradecía el consejo a su tía Hermione de leerse siempre los libros de texto antes de empezar el año. Ese mes no habían coincidido casi con Adam y Scorpius, y en las horas de comida era imposible hablar sin que terminaran peleando con sus hermanos. A los dos días de haber enviado su carta recibió la respuesta de sus padres, se sintió aliviada al ver que le aconsejaban no seguir las riñas del resto de su familia con sus amigos, y por fin había entendido el misterio con los hatstall, personas con personalidades adecuadas para más de una casa como había sido su caso y aparecían rara vez. Ella y su prima agarraban las áreas desocupadas cuando tenían ratos libres para que ella practicará su ballet con libertad mientras su prima se dedicaba a practicar sus clases de violín, hacía tres años se había obsesionado con aprender cómo usar aquel instrumento y como regalo de su decimo cumpleaños sus padres habían arreglado un profesor que le diera clases privadas, a diferencia de Lily que practicaba casi desde que tenía memoria el ballet, al verlo por primera vez cuando se encontraba en el jardín de infantes.

Aquel día tenían su primera clase de vuelo, y la tenía sumamente nerviosa por su miedo a montar escobas, normalmente solo se montaba con su padre ya que era el único que le transmitía la seguridad suficiente para sentir que no caería, pero ahí no había quien la salvara. Prefería estar mil veces con sus libros a tener que hacer aquella prueba.

- Vamos Lily, yo estaré a tu lado ayudándote - dijo Dominique en un intento por tranquilizarla mientras cruzaban el patio dirección a la clase.

- Tú eres buenísima, no te preocupa hacer el ridículo – gimoteó Lily cruzada de brazos.

- Bueno no.... Pero ya verás que te irá bien.

- Bien mal - recalcó Lily.

- Ahí viene la profesora - escucho decir a uno de los chicos cerca de ella y volteo en la dirección que señalaba.

En el camino a aquel prado donde se encontraba, se observaba una señora de edad avanzada, pelo canoso y unos ojos extraños de color amarillo, similares a los de un gato, a Lily no le parecía que aquella señora siguiera en condiciones de montar una escoba por la forma en que caminaba. Caminó hasta situarse frente a una hilera de escobas colocadas ordenadamente sobre el suelo.

- Mi nombre es la profesora Hooch y seré su instructora en vuelo - dijo sin mucha emoción - Bueno ¿Qué esperan? - bramo, poniendo a todos alertas - Todos al lado de una escoba, rápido.

Lily se situó al lado de la primera escoba que tuvo a su alcance, junto a Dominique. Ambas escobas parecían algo envejecidas y descuidadas, aumentando su nerviosismo.

- Extiendan su mano y digan "arriba" - les indico la señora Hooch, cuya escoba fue a su mano en un simple movimiento.

Todos la imitaron y varios tuvieron suerte, entre ellos Dominique, la escoba de Lily no mostró el menor signo de movimiento, y algunas escobas como la de Rosalie y Smith dieron vueltas en el suelo. Al rato que todos tuvieran sus escobas la profesora les indico como debían montarlas, sin deslizarse hasta la punta y recorrió la fila, corrigiendo la forma de sujetar la escoba, a Lily la había corregido más que a cualquiera, provocando la risa de varios y comentarios sobre la hija de la famosa jugadora que era su madre.

MADNESS 🍀 ScorlyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora