Capítulo 33: Esposa

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Aplico una gran cantidad de champú en la palma de mi mano, según esas instrucciones que nadie lee, pero yo en momento de incomodidad he leído, indica que no es necesario abusar de el, realmente lo he ignorado

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Aplico una gran cantidad de champú en la palma de mi mano, según esas instrucciones que nadie lee, pero yo en momento de incomodidad he leído, indica que no es necesario abusar de el, realmente lo he ignorado. Las manos ensangrentadas de Hannah han manchado el agua que rellena la bañera, de un tono rojizo claro. Hannah quería darse un baño y había pensado que sería buena idea acompañarla, además de mimarla.

—¿Necesitas algo más? —pregunta Jason asomando la cabeza por el marco gris de la puerta.

—Un cigarrillo.

Continúo lavando su cabello pelirrojo que al hacer contacto con el agua toma un tono más oscuro.

—¿Crees que ahora será feliz? ¿Dónde estará?

Las dos grandes preguntas de la existencia humana jamás contestadas con una respuesta sólida.

—Podría mentirte, pero no tengo ni idea. Solamente sé que si existe la posibilidad de estar en el cielo, Simon será el rey allí.

No soy creyente, creo que nunca lo he sido. Tampoco es un tema al que le dedique mucha atención. En casa nadie se consideraba de ninguna religión, en el instituto conocí personas que amaban a un ser superior, pero eso no era para mí.

—Aquí tienes —Jason vuelve a entrar—. Si el mechero no funciona avísame y traeré otro.

Hann le agradece con una sonrisa pequeña, él le besa la herida de la mano izquierda antes de dejarnos a solas. Es el primer gesto de amor que veo de Jason hacía mi mejor amiga.

—Le quieres. Debo ser sincera y confesar que él siente algo por ti. Es obvio que le importas.

—Sí —confiesa sin dudas—. Es un buen hombre, aunque no lo parezca. Sé que él no me amará nunca, pero eso ya es indiferente. Él es un foco de luz y yo un mosquito que avanza sin miedo.

El agua cae sobre su cabeza dejándola libre de espuma.

—No eres un insecto —aclaro poniéndome en pie, me duelen un poco las rodillas—. Confía en mí, te conozco lo suficiente.

Hannah sale del agua, abre unos cajones de un aparador bajo fabricado con mimbre, todo parece muy ecológico.

—Violet, ¿recuerdas aquel día que descubriste heridas en mi cuello? —pregunta secándose la piel.

Tomo asiento en un taburete blanco mientras proceso su pregunta. Creo que está intentando evitar hablar sobre el fallecimiento de su hermano, algo que entiendo.

—Claro, aún me sigo preguntándome quién te hizo eso.

—No quiero que suene brusco, pero Violet yo no tuve tu suerte —dice enrollando su cuerpo en la toalla negra— Conocer al amor de tu vida en un simple click no pasa todos los días, antes de dar con Jason fui el juguete de muchos, créeme, tíos indeseables.

Sugarbaby.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora