Capítulo 34: Detenido.

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De vuelta a casa me detengo en la panadería Charly juega con otro perro en la puerta mientras pago por dos barras de pan bien calentitas

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De vuelta a casa me detengo en la panadería Charly juega con otro perro en la puerta mientras pago por dos barras de pan bien calentitas. Hoy el cielo parece más triste, el azul intenso cubierto de densas nubes amenaza con propinar una fuerte tormenta.

—Muchas gracias, que tenga un buen día —contesto al salir.

Por la otra acera camina la mujer que, de costumbre, da su tiempo para tenerme a salvo.

—¡Oye! ¿Puedo andar a tu lado? Me aburro sola —Le pregunto y ella menea la cabeza de forma afirmativa.

Cruzo por el paso de peatones, ella me espera en una posición recta, como una estatua.

—¿Siempre has trabajado así? Quiero decir, con personas que tienen una vida de terror japonés.

Se ríe, ¡acaba de sonreír! Tiene unos dientes preciosos. Parece disfrutar de su oficio, pero se me hace raro el no intercambiar algunas palabras entre las dos.

—Así es —confirma y deja unos pasos de distancia para caminar detrás de mí.

Desenfucho el secador del interruptor, la ducha me ha sentado de maravilla. Atrapo el teléfono y marco el número de teléfono del señor Brown.

Hola aljamal, siento no haber podido hablar contigo antes, tenía una reunión online —explica y bosteza al final, se le nota cansado.

—No te preocupes, ¿qué tal fue?

Busco una chaqueta deportiva en el armario, al ser propiedad de Archie las mangas me tapan los dedos de las manos.

Quería decírtelo mañana en persona, pero he conseguido una reforma de un antiguo edificio situado en Singapur.

—¿Y qué pasa con el?

Pues que será el lugar donde crearé un nuevo hotel; el Hotel Violet.

Siento un aluvión de cosquillas subirme por el estómago, no encuentro palabras que determinen la sensación que acaba de aparecer en mi.

—¿De verdad? Pero tus hoteles tienen nombres de colores, ¿no parecerá fuera de lugar?

Él se ríe. Necesito esa forma de afrontar las piedras del camino, simplemente sonríe. No sufre estrés, nunca le duele la cabeza de pensar en los problemas. Siempre duerme sobre una almohada rellena de buena conciencia.

Para nada, tu nombre es español significa violeta, así que nadie puede negar que no es un color —explica y oigo como teclea en el ordenador—- Espero que el día de hoy pase pronto, tengo muchas ganas de estar contigo.

—Odio que cambies el rumbo de la conversación —replico activando el manos libres para colocarme unos calcetines.

Saber que él puede conseguir el mundo fácilmente me provoca una increíble admiración, pero a veces me hace sentir inferior respecto a nuestras posiciones en la vida. Todo lo que me rodea es de él. Y es momento de subir un escalafón en mis objetivos.

Sugarbaby.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora