Capítulo 27: Baila

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El fresco olor al perfume de Channel de Jason me ronronea en la nariz, desconozco en qué momento él me protege con su espalda, tomando el título de mi escudo

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El fresco olor al perfume de Channel de Jason me ronronea en la nariz, desconozco en qué momento él me protege con su espalda, tomando el título de mi escudo. 

Sus manos se tornan en dos puños cerrados con tanta intensidad que las venas se marcan como ramas en el tronco de un árbol. 

—Jason, ya nos conocemos. Sabes que no juego, he venido en persona ya que esta guarra tiene el valor de escupir sobre mi autoridad —escupe pasándose la mano por su cabeza rapada decorada con el tatuaje de un cuervo.

El frío gélido que teñía mi piel se esfuma transformándose en un fuego con emergentes brasas. 

Su voz, esa horrible voz que solo hablaba de amenazas escondida tras un amable acento extranjero. Chung. 

Vuelco la cabeza hacia los lados para poder ver su rostro, él se da cuenta y da dos pasos hacía delante, ahora le tengo mucho más cerca. 

—Tan bonita y a la vez tan traviesa —Sonríe y sus dos guardaespaldas ríen con él—. No me digas, ¿ahora también te la follas tú? 

—Parece que has debido olvidar con quién estás hablando, estás en mi territorio Chung. 

Intento morderme la lengua y no decir algo que provoque una guerra en Seattle. 

El mafioso habla con sus dos perros fieles, uno de ellos abre su chaqueta dejando ver su pistola, Jason se tensa mientras permanece estático en su lugar. Algunas personas pasan por la calle y todos actúan con normalidad, aunque sus vestimentas son como una luz de emergencia. 

Noto como mi respiración se vuelve irregular, algo me ocurre, mis ojos se adormecen y las piernas me tiemblan con pequeños espasmos, intento subir una mano hasta el hombro de Jason, pero no tengo fuerza. 

Hasta que caigo al suelo. Desde aquí abajo puedo oír una voz lejana vociferando mi nombre con tormento.

 Desde aquí abajo puedo oír una voz lejana vociferando mi nombre con tormento

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Abro los ojos en la oscuridad, no veo absolutamente nada. Palpo el lugar donde estoy sentada, es una cama con barras en los laterales. Huele a lejía y limpieza, ¿Dónde cojones estoy? 

Me llevo las manos al cuerpo, mi ropa no es la misma, ahora llevo una especie de bata de algodón. 

—¡Qué alguien encienda la luz! ¡Socorro! ¡Ayuda! —grito cuando los nervios se apoderan de mí. 

Sugarbaby.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora