Observo en un silencio muy misterioso la ciudad de Seattle a través de la ventana.
Una niebla espesa se expande como un telón gigante de una obra de teatro sobre los imponentes edificios.
A pesar de tratarse de una ciudad que nunca duerme hoy me percato de su vitalidad, allá fuera cada calle está despierta, en cambio, en está habitación espléndida estamos dormidos.
Jason aún no es capaz de hablar, Archie tiene la mirada perdida y su madre, Amira, es un corazón desconsolado.
Amira ha recogido su larga cabellera en una trenza que le cruza el hombro hasta debajo de sus pechos.
Mientras bebe agua con una mano con la otra sujeta la muñeca de su hijo mayor.
—¿Soy como él? —balbucea con los ojos cerrados— Acabaré como él, Dios.
Amira le peina el flequillo hacia atrás.
—Jason, mírame —Lo hace de inmediato—. Ese hombre ya no puede hacerte daño, no permitas que se adentré en tu cabeza.
¿Qué hombre? ¡Oh, por Dios! Busco a Archie con la mirada y me indica que me acerque.
Entrelaza su mano con la mía, ambos conectamos con la mirada, habíamos aprendido a hablarnos sin palabras y en esos ojos que estoy aprendiendo a amar con cada fibra de mí me están clamando auxilio.
—Violet, será mejor que mi hijo te explique el pasado de mí Jason.
—¡No! Ella no... Lo último que deseo es que sus ojos me miren con lástima y menos aún con odio —Jason súplica bajo la atenta mirada de todos—. ¿Por qué me castigas así, hermano?
No logro encontrar la conexión que tanto le atormenta sobre mí, sabe que su forma de tratarme es inmunda. ¿Acaso es inmune a mis sentencias de rechazo?
Jason compungido se gira hacía Archie y permanece estático unos segundos.
—Hermano, perdóname —Le súplica tapándose la cara con las manos—. Archie, lo siento.
Archie se acerca hasta él, le dedica unas palmadas en el hombro.
—Siempre te perdonaré, pero esas palabras no te dan permiso a destruir la armonía de mi vida, ni la de nadie.
—Existe un secreto que nunca perdonarás.
El aire se evapora en la estancia, Amira agitada se incorpora de su asiento y pasándose las manos por la tela de sus pantalones vaqueros dice:
—Jason, no es el momento.
Secretos.
Archie es incapaz de seguir soportando la situación y tirando de mí mano salimos de ese maldito habitáculo.
Ninguno habla, tan solo se escucha el eco de nuestros zapatos resonar por el parking.
—¿De verdad no quieres conocer lo que tu hermano tiene que decirte?
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Sugarbaby.
RomanceViolet está desesperada por dejar atrás su oscuro pasado. Huyendo de unos peligrosos narcotraficantes sedientos de venganza, busca refugio en una nueva ciudad. Por otro lado, Archie lleva una vida aparentemente exitosa, pero la soledad y el vacío em...