Capítulo 17: La fiesta II

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Archie tira de mi brazo, en realidad me dejo llevar, mis sentidos están funcionando a fuego medio

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Archie tira de mi brazo, en realidad me dejo llevar, mis sentidos están funcionando a fuego medio.

—Violet, ¿te encuentras bien? Cariño, háblame, por favor.

Paro en seco mis piernas, el sonido del tacón de mis zapatos rasga contra el cemento

No llores, no llores.

Me siento tan tonta que ni siquiera entiendo porque mis ojos están comenzando a aguarse.

—¿Es... Es... Verdad? Tú no eres así conmigo. Jamás me has dicho que tus gustos sexuales son esos.

—Lo eran, pero se acabó hace un par de años. No busques más, se acabaron.

Nos miramos en silencio, está preocupado, es incapaz de disimular sus sentimientos, se transmiten a través de sus pupilas dilatadas.

—Esa mujer sabe cómo alterar mi mente, primero la pelea y ahora esto, joder. No me gusta ser manipulada. ¡No entraba en una absurda golpiza desde el instituto!

Arch se ríe y hace que la tensión se relaje, me coloca un mechón rebelde que se ha escapado de mí moño.

—Deberías dejar de fingir que no la amaste.

Sé que no es agradable reconocer que has entregado el corazón a una persona no correspondida, es tan injusto que tu propia mente te hace sentir un perdedor.

Pero no es así, amar es sinónimo de valentía y arriesgarlo todo por esa persona es increíble, no todos los somos capaces de hablar sin tapujos y sin miedo a un rechazo.

Debemos lanzarnos al vacío del amor, el primer paracaídas puede resultar defectuoso, pero durante la caída tenemos mil oportunidades más.

La vida es muy corta para no atrevernos.

—Sé lo que he dicho, es cierto, la quería y me hacía sentir un buen hombre, aunque era incapaz de arrancar de mi mente sus mentiras.

—Los errores también son triunfos. Al fin y al cabo, son enseñanzas.

Decidimos volver a entrar en casa, hace tanto frío que me recuerda al pobre Jack en Titanic.

Todos están en silencio, esperan nuestra reacción.

—El frío no puede impedir que nuestra fiesta continúe —Les digo forzando un poco la sonrisa.

—¿Estás segura Violet? Me gustaría explicarte todo lo que acabas de escuchar.

Hacía bastante tiempo que no sentía este nudo en la garganta, pero si algo había aprendido con el paso de los años era que nada podía interferir para truncar un bonito momento.

Tú decides quién te hace daño y no pienso darle ese placer.

—Por supuesto, confía en mí. Tenemos toda la vida para hablar.

Sugarbaby.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora