Conciliar el sueño no es posible, por más que cierro los ojos y cuento ovejas o perros, mi cerebro no me permite descansar. Sudorosa tras usar todas las posiciones posibles me bajo de la cama. Me visto con la primera camiseta de Archie que encuentro.
Tanteo en la oscuridad con el reflejo de la pantalla de mi teléfono, Archie duerme boca abajo con las sábanas enredadas en las piernas, tan adorable como un cachorrito.
Busco la pizarra de los mensajes para escribirle que estoy en la planta baja, así no se asustara si por alguna casualidad se despierta.
La noche oscura como la boca de un lobo se hace admirar a través de los ventanales. Las estrellas decoran el firmamento como pecas en un bello rostro.
Miro hacia el cielo por si encuentro algún OVNI, pero me canso después de un buen rato.
Abro la puerta con sumo cuidado y salgo hasta el jardín, la noche no es sumamente fría y me permite caminar descalza por el césped. Los vecinos también tienen una luz encendida, supongo que ellos tienen insomnio además de otros problemas. ¡Ya me imagino las ojeras que tendré mañana!
Charlie aparece a mi lado y se tumba con la barriga expuesta para que le haga cosquillas, dejo el teléfono en el suelo, estiro mi cuerpo al lado del suyo y le acaricio el pelaje. La hierba me pica un poco en las piernas así que voy al tendedero de la parte de atrás para poner una toalla, aunque la mitad me la roba el perro.
Ojalá ser tan feliz como él, saber perdonar, amar y vivir sin complicaciones, disfrutando de cada gesto y momento.
Si después de la muerte existe otra vida, quiero ser un perro.
Lo último que consigo vislumbrar antes de que mis párpados caigan en peso muerto es la inmensidad de la Luna.
—¡De verdad, vas a matarme, Violet! ¿Te has vuelto loca? Tengo que arreglar los papeles de la donación de órganos.
Arrugo la cara al despertarme con semejantes gritos. Me incorporo lentamente, mierda, como me duele la espalda.
—Apaga ese tono de voz, anoche me fui de la habitación y me quedé frita aquí —explico enrollando la toalla para introducirla en la lavadora.
Las manos de Archie me la quitan y tira de mis manos para abrazarme.
—No sabes lo que he sentido cuando he ido a darte un beso y no estabas —dice con voz entrecortada y se le escapa un hipo muy dulce—. Y para colmo, te veo aquí tirada, joder, Violet.
Paso las uñas por su espalda libre de tela, tiene los músculos tensos. Noto su barba sobre mi piel, es suave y su sensación me adormece.
Sigue quejándose en voz baja, comprendo su postura, la confesión del señor Blair nos dejó estupefactos, no hay que ser un detective de primera para saber de quiénes se tratan.
Debo aceptar que siempre viviré con la sombra de Chung detrás de mi silueta, ya no quiere dinero, eso no le sirve. Desde su postura de jefe siente que una mujer se ha reído de su autoridad, quiere hacérmelo pagar.
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Sugarbaby.
RomanceViolet está desesperada por dejar atrás su oscuro pasado. Huyendo de unos peligrosos narcotraficantes sedientos de venganza, busca refugio en una nueva ciudad. Por otro lado, Archie lleva una vida aparentemente exitosa, pero la soledad y el vacío em...