Black Onyx [1]

CAPÍTULO 20

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INTERDIMENSIONAL

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DIANA AYLEEN

Nunca he sabido manejar muy bien los celos, me cegaban y nublaban mi mente. No pensaba, solo dejaba que los instintos actuaran por mí.

Después siguió Jorge, esas peleas tan absurdas por culpas de mis celos, que acaban con venganza y dolor para los dos. No soportaba que múltiples chicas le coquetearan, que le dieran su numero o que incluso lo tocaran frente a mí. Jorge jamás me hizo daño de esa manera.

Pero con Jessica, trate de contenerme y hacer las cosas bien. Fue tan espontaneo y excitante como se entregó a mí, eso termino volviéndome loca. El efecto de su juramento: Solo suya, Luna suprema, duró hasta altas horas de la madrugada, vi los primeros rayos de sol reflejarse en su cuerpo desnudo y agitado mientras besaba cada parte de él.

Nunca había sentido nada parecido, con la intensidad de una primera vez con esa persona. Los hombres con los que había estado, no se comparaba con los orgasmos y caricias que ella me hizo sentir por horas.

Suspiré suavemente y me removí un poco para poder calentarme con su cuerpo, ella acomoda su saco sobre mi y sus manos acariciaron mi cuello. Sonríe divertida pensando que me cree en un sueño profundo; pero mi sonrisa se borró al sentir la cadena de mi collar deslizarse sobre mi cuello.

Me levanté de su pecho y me le quedé viendo:

—¿Qué haces? —Pregunté, puede atrapar el collar antes de pudiera caer al suelo y lo aprete contra mi pecho.

—No es nada, solo creo que ya lo has usado demasiado —Respondió, y esbozó una sonrisa tenue. Se acerca a mí, y pone sus manos sobres las mías— Te daré joyas mejores y más bonitas, bombón, de antiguos reyes y reinas de Francia.

Niego de inmediato.

—No quiero nada de eso, Jessica, es muy significativo para mí — Mis ojos ardieron, dolida porqué parecía no importarle—Creí que para ti también.

Es nuestro símbolo de amor, la primera vez que me miró diferente y no sintió repulsión porque fuera su luna. Sus ojos se opacaron. Si le importaba, pero no de la misma forma. Tal vez su madre lo quiere devuelta, pero yo ya me había acostumbrado a sentirlo en mi cuello cuando dormía que pensar en no tenerlo, me daban ganas de llorar.

—Ay, Bombón —Me atrajo otra vez a su pecho, y apreté el collar en mi mano, inconscientemente. Dejó un beso cálido en mi frente y respondió —Claro que lo es.

Sonreí aliviada, me acurruqué más a ella y su corazón tranquilo, mi cuerpo comenzo  a pasarme factura de las horas sin dormir, y se sintieron más pesados con cada pestañeo. 

Pero dormir en el invernadero, a las 8 am, no estaba en los planes del destino. La puerta se abre de par en par, y de ella entran los mellizos Belanger; Nos miraron a ambas, en el suelo y abrazadas por unos insignificantes segundos. Atlas desvía la mirada hacia otro lado, Amina esboza un intento de una sonrisa de feliz, pero su mueca me inspiro algo más.

La vampira aclara su garganta.

—Dice que quiere negociar —Anuncia secamente, solo mirando a Jessica —Tenemos uno de sus betas en videoconferencia.

No pregunté, de todos modos, no me iba a responder. Me levanté antes de Jessica, y esperé que ella lo hiciera también. Me puse el collar otra vez. Jessica me toma de las mejillas y me da un beso corto.