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LAS SOMBRAS
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DIANA AYLEEN
Estaba sentada en el césped mientras buscaba un trébol de cuatro hojas, una acción muy trivial, pero jamás había encontrado uno y tenía el jardín lleno. Desde el porche trasero Amina me vigilaba como siempre, pendiente a cada movimiento que hacía con esos grandes ojos verde escarlata.
Me sentía rara, pero de buena forma.
Mi relación con Jessica se volvió civilizada, no hablamos muy seguido, pero es mejor así. Con Liayh es muy diferente, cree que no la escucho cuando entra a mi habitación en la noche cuando pretendo dormir, se acuesta junto a mí y me mira, me adora con esos ojos dorados tan peculiares. Siempre que marcan las 12 en punto, se despide de mi, susurrando: "buenas noches, luna mía"
Mi estómago se revolvió por los nervios y el calor subió a mis mejillas, con la vergüenza a flor de piel. Liayh la noche anterior me dio un beso en la frente, y se fue, dejándome morir de un ataque cardíaco.
-Eureka -Murmure al divisar un trébol con cuatro hojas a pocos centímetros de mí, lo corte con delicadeza y volví a sentarme.
Era perfecto, pequeño y muy verde; sus hojas están delicadamente caídas. Levante la mirada para buscar a Amina y que lo viera, pero ella ya no se encontraba en ninguna parte. Desapareció de un momento a otro. Alce mis hombros, y volví a admirar este símbolo de la buena suerte; solo espero que cumpla su propósito y me ayude en mi estadía en el catillo.
Escuche un ruido proveniente del bosque frente a mí, y mis sentidos se pusieron en alerta. Volteé hacia esos gigantescos árboles en busca del causante del ruido, las hojas se movían con el escaso viento que venía del norte. Una sensación de vacío y mal augurio se adentró en mí, que me erizo la piel.
Me levante del suelo, con el trébol en mis manos, y doy un paso hacia el imponente bosque; de donde provenía es sonido y por qué sentía que me llamaba. Me detuve antes de dar un paso más donde comenzaba la hierba oscura y los árboles descomunales. Y entonces recordé que tenía prohibido entrar al bosque sola, y probablemente me castigarían por desobedecer.
No puedo ir.
Una confusa voz sonó en mi cabeza, muy diferente a la mia: Pero te necesitan. Me dijo con incertidumbre.
-Diana, ayúdanos - voces de niños se escucharon como ecos, fue como si los árboles me rogaran que entrará al único sitio que Jessica me prohibió.
Puedo jurar que no me lo había imaginado. De la nada, como un aviso de la naturaleza, un viento tibio comenzó a soplar hacia dentro del bosque de una forma irreal, llenando cada lugar de él y despojando algunas hojas de su rama. Sacudió mi cabello con más fuerza, jalándome.
Llantos de niños, gritos de sufrimiento y dolor desgarrador se oían provenir del bosque, todos pidiéndome ayudan. Pero había una fuerza mayor que me mantenía quieta, pegada el piso. Mis ojos se humedecieron por la impotencia, algo me necesita y yo quiero ampáralo.
La voz volvió a susurrar: Ve ayudarlos, Diana.
-No puedo -murmure.
Ven a mí.
Corre, Diana.
Una sombra negra emergió de los árboles. Mi corazón dolía de tan fuerte cada que latía, mis manos sudadas soltaron el trébol dejando que el viento se lo llevará. Los gritos aumentaron lastimando mis oídos, pero yo seguía paralizada viendo como esa silueta se acercaba más y más a mí.

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Black Onyx [1]
Fiksi RemajaLa piedra de onyx negro te brinda protección de todos los males, quien la posea debe ser una alma pura e inocente. como Diana Ayleen, una chica que aspira a ser la mejor versión de ella y que lucha constantemente con esos pensamientos endemoniados ¿...