Black Onyx [1]

CAPÍTULO 17

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UNA MALA MADRE

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(Una semana después)

DIANA AYLEEN

Abrí Google en la computadora de Carlos, y tecleo en el buscador: ¿Cómo ser una buena madre? E inmediatamente me arroja millones de páginas y libros digitales.

—La paciencia es la mejor arma de una madre —Leí un pedazo de un artículo, y pensé, con una sonrisa — Yo soy paciente.

Realicé el test que me recomendó una página, y contesté las 123 preguntas con mucha sinceridad. Caminé de un lado al otro, esperando el resultado, mis manos sudaban y tenia un pulso de locos. Mire el certificado de adopción que permanecía junto la computadora. Mordí mi labio para distraerme.

Se qué es tonto e irresponsable dejarle la decisión a un estúpido test de internet, pero ya no sabía que más hacer.

La espera llegó a su fin despues de 5 minutos, tape el resultado con mi mano, para sentarme y estar más relajada. Respiré profundo y quité mi mano de la pantalla lista para ver mi sentencia.

—¡¿Mala madre?! — Exclamé indignada,  fui a mis respuestas incorrectas (117/123) — ¿Cómo que debo bañarlo?

Tocaron a la puerta. Cerré el computador y camuflé los papeles en las revistas de modas que tenían en el escritorio. Me levante, trate de quitar las arrugas de mi vestido con las manos con rapidez, me fije unos segundos en mi reflejo, viendo la ropa mas formal que habia encontrado en mi armario.

—Adelante.

Entró, con sus zapatos lustrados y traje perfecto. Sonreí corriendo a sus brazos sin previo aviso, ella toma mi cintura y hace más profundo el abrazo, hundiendo su nariz en mi cabello.

—Te extrañé, Liayh.

Acaricia mi cuello con su nariz, erizándome la piel, le gustaba hacer eso.

—También te extrañé, mi luna.

Sus latidos vinieron a mí, hipnotizando mi mente en pocos segundos. Me negaba a que me soltara de sus brazos, haciéndola reír. Su olor me hacía olvidar el sentido de cordura, y me quitaba todas las preocupaciones.

Cuando pude controlarme, me alejé centímetros de ella, muy pocos.

Liayh esbozó una sonrisa preciosa, tan inigualable, ilógicamente no se podía comparar con las de Jessica, Liayh hacia las vacias y frias expresiones de Jessica calidas y llenas de amor. Sacó unas gafas de sol, caras y bonitas, de su saco y se las puso para ocultar sus iris amarillas.

—¿Lista para conocer a tu Manada? —Pregunta.

El cosquilleo volvio como un huracan

—Eso creo— respondí.

Se pone junto a mí, extiende su brazo con elegancia como en un baile. Reí y la acepté.

...

Liayh dijo que debía hacerme pasar por una ministra del congreso de la Manada, y que debía mantener la distancia, para ya saben, que sus conquistas no la acosaran. Aún que ella no se sentía cómoda con eso, era un requisito que Jessica había impuesto.

"Es por su propio bien" dijo ella.

¿Ministra, yo? ¡Oh, lá lá!

Visitamos lugares increíbles con una estructura victoriana preciosas: casas, tiendas y escuelas; Tanta historia, cultura y peculiaridad. La cultura humana era una basura comparada a la de la Alianza Triple Diosa. Las grandes tiendas, como Centros comerciales con cosas mundanas o comida rápida no se permitía. Su sistema educativo era exclusivo para los seres sobre naturales.