Como mencione antes, mi idea no es irrespetar culturas o creencias de ningún tipo.
──•─────── ) ● ( ────────•──
EL PROBLEMA
──•─────── ) ● ( ────────•──
(Antes de ir a la fiesta)
Internado Católico "Espíritu Santo" para niñas (Verona, Italia)
Madre Tiana.
Su pecho subía y bajaba de forma lenta. Esa voz áspera, me pidió la oración que sus labios ya no podían pronunciar. De rodillas a su cama, comencé a implorar.
—Pater noster, qui es in caelis:sanctificetur Nomen Tuum; adveniat Regnum Tuum; fiat voluntas Tua, sicut in caelo, et in terra. —Escucho los apresurados pasos por fuera de la habitación. Mantuve mi posición de oración, y me centré en terminar de orar. Al ser el bullicio insoportable, me levanté con la ayuda de mi bastón y fui directo a la puerta,
Kiara, una novata, estaba frente a ella, con la cabeza gacha.
—Disculpe, usted, madre, pero tenemos un problema en el salón de oraciones —Dice tímidamente, cubriéndose con su velo la mitad del rostro.
Tome mi rosario blanco y las sagradas escrituras, dispuesta a arreglar el problema lo antes posible. Antes de salir, le di el ultimo vistazo a la Madre Superiora. En su agonizante cuerpo, la palidez del cáncer terminal reinando en su rostro sudoroso. Mi pecho se apretó temeroso de no volver a tiempo, y dejarla morir sola, como ella le aterraba.
—Dile al padre Marco que debe hacerle una visita de suma urgencia a la madre Superiora.
Kiara asiente y va a pasos rápidos a la direccion contraria del salón de oración. Camine calmada hasta las puertas del lugar, un tumulto de hermanas novatas en el pasillo llamo mi atención. Todas ellas miraban hacia dentro con extrañez, algunas sostenían con fuerza sus cruces temiendo a lo que se encontraba ahí. Un peculiar olor, tal vez conocido, se intensifico al llegar: agridulce. Esa esencia la podía oler todo el día, me recordaba al perfume que siempre usaba la madre superiora, parecía que sudaba ese olor.
—¡Hacer sus deberes! —Ordené. No tardaron en desparramarse por el lugar, chismoseando entre ellas.
Observé el lugar. En la tercera banca, frente al señor Jesucristo, se encontraba una mujer. Su cabello rojo era cubierto por un manto negro de seda, su cabeza estaba claramente inclinada, su voz eran apenas susurros, un escalofrió recorrido la punta de mis pies. Me le acerque con sumo silencio, ella no se percató de mi presencia a su lado, y siguió con sus inaudibles palabras.
—Disculpe, no tiene permitido entrar a este lugar. Si gusta le muestro nuestra capilla para el público.
Me ignora.
—Panem nostrum cotidianum da nobis hodie; et dimitte nobis debita nostra,sicut et nos dimittimus debitoribus nostris; et ne nos inducas in tentationem; sed libera nos a Malo. —La oigo murmurar, pero esa sagrada oración le parecía una burla. Comenzó nuevamente —Pater noster, qui es in caelis:sanctificetur Nomen Tuum
Un poco molesta por esa ofensa, decidí frenarla.
—¡Señorita, debe irse! — Toqué su hombro, solté un quejido por el ardor que me provoco su piel.
Ella levanta su cabeza, mostrando el provocativo escote de su vestido negro.
—Quiero hablar con Fiama.

ESTÁS LEYENDO
Black Onyx [1]
Novela JuvenilLa piedra de onyx negro te brinda protección de todos los males, quien la posea debe ser una alma pura e inocente. como Diana Ayleen, una chica que aspira a ser la mejor versión de ella y que lucha constantemente con esos pensamientos endemoniados ¿...