CAPÍTULO 20, PARTE 2

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Contenido sensible, mi intención no es dañar a alguien de alguna forma, y por eso la advertencia.

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EL LIMITE, UN INFIERNO.

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NARRADORA

Atlas caminaba de un lado al otro por la biblioteca, el sonido que provocaba con sus pisadas era los único que se escuchaba en la sala, se tiraba de los pelos tratando de mantener la compostura, pero no lo lograba, cada vez que pensaba en ella lo llenaba de ira.

¿La había cuidado desde los 17, para que un brujito de 10 años se la arrebatara en un dos por tres?

Jessica paso sus manos por la cara y respiro para controlarse, lo tomaba de una forma más "más calmaba" que su compañero, pero si el niño no habla ya del paradero de su luna caería junto Atlas Belanger en la locura.

En el otro lado del castillo, Amina buscaba desesperadamente en cada rincón y habitación un brujo que ayudará a localizarla y acabar con la angustia que vaciaba su pecho. En su mente repetía para despistar esos pensamientos indebidos y sentimientos erróneos: "Es por Liayh".

Pero eran tres los corazones nerviosos que temían nunca más volver a ver a la preciada y tan adorada Diana Ayleen, que deseaban tenerla otra vez a su lado.

Atlas en un arrebato, tomó la n.avaja de bolsillo que tenía en su pantalón y se posicionó frente a Zept Regnault, quien lo habían amarrado a una silla, y puso el filo directo en el cuello del pequeño:

-Tal vez Jessica no se atreva a matar a un niño, pero yo no soy Jessica- amenazó con demencia-Quiero la ubicación exacta, ¡ahora!

Zept suspiró, él tomaba la situación incluso con más madurez que los mismos adultos.

-No lo sé -Fue verídica su confesión, se suponía que era un inofensivo hechizo para aturdirlos, pero tal vez leyó la página incorrecta de su grimorio. Maldijó en su mente, ese libro era muy importante para a él al igual que Diana, esperaba que ambos estuvieran bien.

Pasaron dos agobiantes horas donde todos los brujos del castillo, 12 brujos y brujas en el Gran salón, con sus grimorios y cada uno con una pequeña gota de sangre, intentaba localizar a la luna suprema. Pero su tarea se le hacía difícil por los incontables gritos de la Alfa y el híbrido redimido que reventaban sus oídos con amenazas de ser decapitados de no encontrarla y prometían riqueza a quien diera con su paradero.

Zept había sido excluido a su habitación, y le dieron un par de hierbas para tomar una larga siesta. De él, Jessica se encargaría después.

A Jessica, Amina y Atlas nadie los podía calmar, varios lo intentaron y se llevaron gritos furiosos de su parte. Y a sus fieles amigos tampoco: Alexa Pierce, Nikolas Cavarlier y Carlos Favre, los tres en una etapa de negación total y juraban que Diana se encontraba bien.

¡Ay! El tremendo lío que se formó en el castillo por la ausencia de una pequeña muchacha llena de rulos y pecas que no sabía la diferencia de tocar la puerta y pasar sin educación.

¡Las ironías que nos prepara la vida!

Entonces, cuando nadie se lo esperaba, las puertas del gran salón se abrieron: eran Diana y Vicente, este último cayó al piso primero, agonizando por una grave herida en el abdomen desnudo. Diana tenía su vestido favorito enmarañado y rasgado hasta la cintura, mordeduras en su cuello y labio, y en la mejilla izquierda un moretón notorio. No soportó más, sus piernas estaban cansadas, y cayó rendida al piso.

Black Onyx [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora