CAPÍTULO 22

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OJOS VERDES

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DIANA AYLEEN

Un rayo de sol se abrió paso de entre las hojas, y se posó directamente en mi cara, haciéndome cerrar los ojos. Siento como una gota de sudor se deslizó de la punta de mi nariz hasta caer en mi clavicula. Percibí como esa gota de humedad recorrió el camino de mis pechos hacia mis costillas. 

Mordí mi labio inferior con agresividad, intentando guardar silencio como me lo ordenó varias veces. Me sostuve más del tronco, tratando de quedarme en una posición cómoda, pero ella no lo dejaba para nada facil.

Me alzó aún más, sin cuidado alguno, para seguir lamiendo y mordiendo mis senos, mientras sus colmillos jugaban a muerte con mis endurecidos pezones. Flexioné las piernas para atraer su cuerpo al mío, en gruñidos molestos aumentó los movimientos con dedos y no me pude aguantar soltar un gemido.

—Alfa... —Me cubrió la boca con su mano presionando con deliciosa brusquedad, que puedo jurar que me dejaría una marca en mi rostro.

Me pude desahogar un buen rato contra su agarre. Seguía sumergiendo sus dedos en mí, ya se me había olvidado en el lugar donde estábamos y subí el tono de mis gritos.

—No seas tan escandalosa, no quiero que nadie escuche tus gemidos. — Espetó furiosa antes de volver a lo suyo.

Gemí otra vez contra su mano, alzó su dorada mirada, sin quitar su boca de mi pecho derecho; siento sus colmillos presionar y eso me asustó. Solté un quejido tembloroso, sin romper la guerra de miradas que tenía con ella.

¿Cómo quería que no hiciera ruido, si jugaba conmigo todo el tiempo?

Asiento sumisa, solo está vez, trataría de obedecerle. Quitó la mano de mi boca, y la lleva a los tirantes de mi vestido, al escote caído en mis caderas: Por si nos interrumpían y debía cubrirme para que no vieran lo que le pertenecía; sus palabras, no las mías.

Suspiré, y puse mi lengua entre los dientes para evitar cualquier ruido que le molestara.

Se me hizo agua la boca apuntó de llegar al clímax, y sentía que me arrancaría la lengua. Jessica me asfixió con su cuerpo, me mordió, me beso como le apeteciera porque sabía que no podría resistencia. Me sentía en las nubes, fuera de mí. El mayor éxtasis de mi vida recorrió mi cuerpo con pequeñas y estimulantes descargas de electricidad. 

Mis piernas tiemblan, provocando que Jessica suelte una risa burlona.

Pero de pronto, segundos antes de llegar al orgasmo, una sombra se atraviesa en el hermoso bosque, no muy lejos de nosotras, llamando mi atención. Se veía perfecto quien era; apreté a Jessica más a mis pechos, e hice contacto visual con esos ojos verdes brillantes y grandes, que se dilataron instintivamente de su forma sobre natural al escucharme.

Amina.

Sus ojos descendieron a mis piernas desnudas. Mi respiración se acorta a suspiros, gemí despacio y suave el oído de Jessica mientras me venía en sus dedos. La vampira aprieta sus puños, que juraría ver sangre deslizarse por ellos. Solté otro gemido, mas fuerte, vi como cada parte de su cuerpo se tensó, el iris y las venas de sus ojos se ennegrecieron, mostrando su verdadera forma de vampira.

Sonreí a medias, besando el cuello de Jessica, sin dejar esos bestiales ojos. Diana, ¿Qué carajos haces? Jessica sube hasta mi clavícula, mordisqueando y lamiendo; sus manos me tomaron de los muslos,  me subió a su cintura.

Black Onyx [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora