Black Onyx [1]

CAPÍTULO 29

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MI CASTIGO

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DIANA AYLEEN 

Deslice el labial rojo por mis labios mientras sonaba de fondo desde mi teléfono. Judas- Lady Gaga. Aplique mis cremas para el cabello. El perfume Chanel en mi cuello. Estoy perfecta, podía notar mi piel extrañamente rejuvenecida y suave, como si hubiera retrocedido dos años atrás. Fue una larga, pero tan placentera noche en la que dormí como un bebe.

Me llevo el cigarro a la boca, le di una calada larga. Tomo le teléfono del lavamanos para ojear el mensaje de Alexa, cruzo las fronteras de la manada sin dificultades y que en dos horas estaba aquí.

—Okey, preciosa, espero que logres saltarte el control de la entrada. — le envió un audio.

Respondió de inmediato, con otro audio.

—Por favor, idiota, con quien crees que estas tratando. Hazlo ahora, aunque voy a voy a extrañar tus fotos a las 3 de la mañana. Me duele más a mí, que a ti.

Reí. Sostuve un jarro de vidrio, y lo puse dentro del lava manos.

Cuando se escuchaba el agua correr para llenar el jarro, me termine el ultimo cigarrillo que me quedaba. Observé el teléfono durante unos segundos, e hice un puchero, antes de sumergirlo dentro del recipiente. Le di un par de vueltas, sin prestar mucha atención.

Tocaron a la puerta.

—Ya salgo—grite. Me mordí el labio, nerviosa, y lo saqué cuidadosamente, verificando que no volviera a encender. Lo apachurre en la toalla para quitarle el exceso de humedad.

Me di un último vistazo al espejo, al vestido rojo que decidí usar hoy, y salí del baño. Abrí la puerta principal, Amina me esperaba al otro lado del pasillo, de postura rígida, con esa mirada helada que me dieron el más grande golpe de realidad.

—Buenos días, Luna Suprema—Saluda agria.

Rulitos, soy tu rulitos, Amina.

Lamí mis dientes, y suspiré, tratando de despistar esas ganas épicas de llorar que entraron en mis ojos. Le esboce mi mejor sonrisa, esperando una respuesta, pero esa ilusión cayo rápidamente con la inclinación de su cabeza. De pronto me sentía pesada, como desolada por esa acción tan vacía.

Desanimada, me obligue a saludarla:

—Hola, Amina.

Salimos del pasillo, hacia las grandes escaleras, la vampira me seguía tres o cuatro escalones atrás.

—La alfa la espera para desayunar—Anuncia.

Eso no mejor mi ánimo, y los impulsos de huir a mi habitación aumentaron al cien. No quería entrar en detalles, así que desvié el tema.

—¿Mi hijo?—le pregunte, sin voltear.

Apenas dije la última letra, ella respondió.

—En entrenamiento con Nikolas Cavalier.

Bajamos la sala, y en la gran mesa, estaban toda la familia de Jessica.
Carlos me saluda disimuladamente, al lado de Vicente, quien solo me da una mirada seca. El resto de ellos, como era costumbre, me ignoraron. Me conciliaba en el hecho que se irán en tres días.

¿Dónde esta Jessica?

Amina me ordenó que la siguiera, yo no podía con tanto misterio, cuando estábamos lejos de la civilización, sostuve el teléfono firmemente. A esta Amina no la conozco y ella a mí tampoco, tal vez eso me daba un poco de miedo.