CAPÍTULO 37

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UN BAILE CON LA MUERTE

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DIANA AYLEEN

"Señorita Diana Ayleen, solicito imperatoriamente su asistencia al baile anual de la Alianza Triple Diosa a las 9pm, será un honor poder verla después de una larga y lúgubre semana sin usted. Pd: espero que le guste mi regalo.

Firma, alfa suprema."

Mordí mi labio con nervios dejando la carta a un lado, abrí la caja con sumo cuidado para no dañar lo aterciopelado que era su envoltura; un aroma a flores y naturaleza me hizo cerrar los ojos.

Tome el vestido y me levante pegándolo a mí cuerpo, los vuelos de tela tul verde claro con pequeños brillos llegaban al suelo, apretado en la cintura y con un escote en línea recta. Admire cada detalle perfectamente bordado. Pero no acabó ahí, una diadema de plata descansaba junto un antifaz del mismo color del vestido.

Diosa, me encanta.

Trence la mitad de mi cabello crespo, para adornarlo con la diadema más linda que había visto, el símbolo de la triple luna de plata tenía pequeños diamantes verdes en cada punta de las lunas.

Aliste mi vestido en mi cuerpo delicadamente, pinte mis labios con un brillo rojizo, rocié el perfume en mi cuello.

Camine hasta el espejo de la habitación con el antifaz en la mano. Esboce una sonrisa. Lo soñé muchas de pequeña, ser una princesa en un baile en un castillo.

Todo lo hare por ella, por sus ojitos llenos de inocencia que me miran desde la oscuridad del rincón más lejano de mi cabeza. Cumplir el sueño de la niña que me arrebataron cruelmente, tal vez viva la infancia que no me deja dormir en paz.

Tocaron la puerta.

— Wow— Alexa sonríe.

—¿Segura que no quieres ir conmigo? — La verdad quisiera tenerla a mi lado en todo momento.

Ella niega con la cabeza.

— Esas cosas no son lo mío, y debo cuidar que tu perro no destruya mi apartamento— Me extiende su brazo— Amina te espera abajo.

Me detuve abruptamente. —¿Solo Amina?

— Si, vamos— Tuve que obligarme a caminar.

Cada escalón de la escalera era más inestable que el otro al saber que ella estaba abajo, sentía que mis tacones en cualquier momento se romperían por las pisadas entorpecidas que daba.

Me enredé a los brazos de Alexa en el último peldaño para salir del edificio, mantuve la cabeza abajo hasta que sentí como las cosquillas en mi estomago enloquecían. Esos ojos verdes fueron directos a mí, mi corazón le imploro piedad a esa mirada resplandeciente que se dedicó a mirarme.

Mi amiga se despidió con una sonrisa para subir como si su vida dependiera de ello, dejándome sola con en la calle anochecida. Traía el uniforme negro de la alianza, que le lucia maravilloso en su figura alta y delgada.

El mes que estuve exiliada en ese subterráneo no se comparaba a la semana que estuve lejos de ella.

Mi mente me rogaba que me hiciera la dura, recordándome a ella y Giselle en la cocina, sus coqueteos descarados. Pero yo nunca fui muy buena para obedecer a la sensatez cuando se trataba de la vampiresa de ojos preciosos.

Black Onyx [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora