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TODOS TENEMOS UN PASADO OSCURO
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AMINA BELANGER
—Baja la voz.
Ese susurro alerto los pocos instintos que me quedaban, y pude despertar del todo.
—Bájame los pantalones —Se oyó un golpe suave.
Me remuevo en el lugar, intentando abrir los ojos, luz dañaba mis ojos y el cuerpo, específicamente el tórax ardía con un calor sofocante en esa herida infectada. Tomé mi cabeza, pude sentir el excesivo sudor en la frente y cabello.
Dolor humano.
Sentía como el corazón cada vez latía con menos fuerza, como la fiebre quemaba mis costillas encargándose de darme una larga y dolorosa agonía. El filo de esa daga seguía ahí, punzante y asesino, aunque la daga fue destruida hace cinco días. Como lo extrañaba. Estar al borde de la muerte nunca se sintió tan bien.
Otro golpe, esta vez mas bullicioso, llegó a mis oídos y abrí mis ojos, molesta.
—Por favor, díganme que no están cogiendo en mi sofá de 1000 dólares— les dije.
Carlos se levantó rápidamente, Abel, lo siguió segundos después, de manera relajada. Carlos se arrodilló frente a mí, y me mostro sus ojos azules rojos. Tuve el vago recuerdo de cuando le enseñe a andar en bicicleta a él y a su hermana, como me rogaba entre lágrimas que no lo soltara, que no lo dejara solo.
—¿Cómo estas? —Preguntó, tomando mi mano.
Aclare mi garganta seca, antes de responder.
—Como nueva—Intente levantarme, pero Abel me empuja otra vez a la cama bruscamente.
—Necesitas descansar. Eres idéntica a mamá, carajo— Dijo seriamente.
Diosa, llevo casi una semana en la cama ¿Me puedo morir ya? Mi trasero ya era parte de las sabanas. No lo soporto. Carlos me extendió un vaso con agua, y una bolsa de sangre.
Se acurrucó junto a mí como un cachorro, Abel se le quedó viendo de forma acusadora. Siento que interrumpí algo entre estos dos. Relamí mis labios, mentalizando mis pensamientos en esa chica que se a encargado de atormentarme en mis sueños moribundos.
—¿Qué sabes sobre Diana? — Pregunté.
Carlos suspiró ruidosamente, antes de que pudiera decir la respuesta, Abel lo interrumpió.
—¿Que importa? Ella es la razón por la que estas así.
—Te puedes callar, imbécil, o te cierro la boca a golpes —Espeta Carlos.
Mi hermano le sonríe burlonamente, y sale del departamento. Oigo como gruñe furioso sobre mi pecho, maldiciendo su nombre; rodé los ojos con fastidio, era pan de cada día sus peleítas de expareja.
—Ni en mi lecho de muerte acaban con su tensión sexual, que determinación— Susurre, bebiendo la sangre de la bolsa.
Carlos se levanta violentamente, me miró con enojo tratando de no soltar las lágrimas que retenía.
—No digas eso ni en broma, Amina, ¡tú no te vas a morir!
—¡No me alces la voz, niñito, que todavía tengo fuerzas para golpearte!
Bajó la cabeza.
—Lo siento, pero tú lo dices como si fuera un juego y no lo es. Se que crees que quieres morir, pero aún no te ha dado todo lo que mereces en la vida— Disminuyo su tono a un susurro.
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Black Onyx [1]
Novela JuvenilLa piedra de onyx negro te brinda protección de todos los males, quien la posea debe ser una alma pura e inocente. como Diana Ayleen, una chica que aspira a ser la mejor versión de ella y que lucha constantemente con esos pensamientos endemoniados ¿...