TETE A TETE PARTE III

67 16 3
                                    

En el interior, Adrien lleva a Marinette a través del salón de baile. Se detiene en la pared del fondo y desliza uno de los paneles de madera oscura para abrirlo, revelando una escalera curva en espiral que lleva abajo.

—¿Es un calabozo? —pregunta Marinette mientras descienden.

—No precisamente —dice Adrien. Cuando llegan a la puerta dorada al final de las escaleras, él la abre para ella—. Entre con cuidado.

La habitación es pequeña pero el techo es alto, una lámpara de araña dorada adorna con cristales suspendidos en el centro. Las paredes y el techo están pintados de un intenso y vibrante color azul y están adornados con estrellas.

Un sendero rodea la orilla de la habitación como una cornisa, sin embargo la mayor parte del suelo es hundido y lleno con grandes almohadones recubiertos de una seda decorativa de todos los colores, como arco iris.

—André afirma que fue decorado siguiendo el modelo de una habitación que pertenecía a una cortesana en Bombay —dice Adrien—. Creo que es maravilloso para leer, yo solo.

Marinette ríe y un rizo de su cabello cae sobre su mejilla.

Adrien se mueve tentativamente para retirarlo de su rostro, pero antes de que sus dedos la toquen, ella lo empuja sobre su oído, su vestido plateado se ondula a su alrededor como una nube cuando ella cae sobre la pila de cojines decorados con joyas.

Él la observa por un momento antes de hacer lo mismo, hundiéndose en el centro de la habitación junto a ella.

Se acuestan mirando la lámpara de araña, la luz reflejada en los cristales lo convierten en el cielo nocturno sin necesidad de una ilusión.

—¿Con qué frecuencia puede visitar el circo? —pregunta Marinette.

—No tan frecuentemente como me gustaría. Siempre que está cerca de Londres, por supuesto. Trato de ir a él a otros lugares en Europa si es que puedo escapar de André el tiempo suficiente. A veces siento como si tuviera un pie de cada lado de la línea. Estoy íntimamente familiarizado con mucho del circo, y aun así siempre me sorprende.

—¿Cuál es su carpa favorita?

—¿La verdad? La suya.

—¿Por qué? —pregunta ella, girándose para mirarlo.

—Atrae a mi gusto personal, supongo. Hace cosas en público que a mí me han sido enseñadas en secreto. Tal vez lo aprecio de un modo diferente que los demás. También disfruto mucho del Laberinto. Había estado inseguro de si estaría o no dispuesto a colaborar en él.

—Tuve una charla sobre esa particular colaboración —dice Marinette—. Mi padre le llamó yuxtaposición* depravada, debió haber trabajado durante días para llegar a un insulto digno. Él ve algo de mal gusto en la combinación de habilidades, nunca entendí por qué. Adoro el Laberinto, he tenido demasiado entretenimiento añadiendo habitaciones, particularmente me encanta ese pasillo que hizo donde nieva, pues se pueden ver las huellas dejadas por las demás personas abriéndose camino por ahí.

—No había pensado en ello de una manera lasciva antes —dice Adrien—. Espero poder visitarlo de nuevo con eso en mente. Aunque había estado con la impresión de que su padre no estaba en la posición de comentar sobre esos asuntos.

—Él no está muerto —dice Marinette, girándose de nuevo hacia el techo—. Es bastante difícil de explicar.

Adrien decide no pedirle que lo intente, regresando al tema del circo en su lugar.

—¿Cuál es su carpa favorita? —pregunta.

El Jardín de Hielo —responde Marinette, sin siquiera detenerse a considerarlo.

Le cirque des Rêves (Adrinette/Feligette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora