DEGUSTANDO

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Lyon, Septiembre 1889

Herr Friedrick Thiessen está de vacaciones en Francia. Con frecuencia toma sus descansos allí en el otoño, ya que es un gran amante del vino. Elige una región y deambula por el campo durante una semana, quizás dos, visitando viñedos y recogiendo atractivas botellas de vendimia para ser enviadas de regreso a Munich.

Herr Thiessen es amable con varios vinicultores franceses y ha hecho relojes para muchos de ellos. En este viaje visita a un vinicultor en particular, para presentar sus respetos y probar las últimas botellas. Durante una copa de borgoña, el vinicultor sugiere que Friedrick podría disfrutar del circo que está en la ciudad, situado en un campo a pocos kilómetros de distancia. Un circo bastante insólito, que sólo abre por la noche.

Pero es el reloj —el elaborado reloj blanco y negro situado en el interior del portón— lo que el vinicultor cree que podría interesarle particularmente a Herr Thiessen.

—Me recuerda a su trabajo —dice el vinicultor, gesticulando con su copa hacia un reloj en la pared sobre la barra, formado como un racimo de uvas cayendo a torrentes en una botella de vino que se llena de bebida mientras las manos en su etiqueta —una réplica exacta de la etiqueta del viñedo— marcan los segundos.

Herr Thiessen está intrigado, y después de una cena temprana, se coloca su sombrero y sus guantes y comienza a caminar en la dirección que su amigo vinicultor le había indicado. No es difícil localizar su destino, ya que varios ciudadanos caminan en la misma dirección, y una vez que salen de la ciudad y entran en los campos, no pueden no ver el circo.

Reluce. Esa es la primera impresión de Herr Friedrick Thiessen sobre Le Cirque des Rêves, visible desde un kilómetro de distancia y antes de siquiera saber su nombre. Camina hacia él en esta helada noche a través del campo francés como una polilla hacia una llama.

Hay una multitud considerable afuera cuando Herr Thiessen finalmente llega a las puertas, y a pesar de la multitud, habría vislumbrado su reloj al instante, incluso sin haber sido informado de su colocación. Hace su aparición al otro lado de la taquilla, justo en el interior de las grandes puertas de hierro. Está a punto de golpear las siete, y da un paso hacia atrás para observarlo, dejando pasar la fila para boletos por delante de él, mientras el arlequín malabarista saca una séptima bola de la nada, mientras la cola del dragón se crispa y el reloj da siete campanadas serenas, apenas audibles sobre el estruendo del circo.

Herr Thiessen está satisfecho. El reloj parece estar funcionando perfectamente y evidentemente ha sido bien cuidado, a pesar de haber sido dejado a la intemperie. Se pregunta si podría necesitar un barniz más fuerte, y desea haber sido informado de que sería utilizado al aire libre cuando lo estaba construyendo, aunque no se ve tan mal el desgaste. Mantiene sus ojos en él mientras espera en la fila, preguntándose si debería tratar de contactar al Sr. Ramier sobre el asunto, a ver si todavía tiene la dirección de Londres en sus archivos de regreso a Munich.

Cuando es su turno, le da la cantidad fijada de francos a la vendedora de entradas, una joven en un vestido negro y largos guantes blancos, luciendo más preparada para una noche elegante en la ópera que para una noche de vender entradas en un circo. Mientras ella saca un boleto él pregunta, primero en francés y luego en inglés cuando no capta su sentido, si puede saber a quién podría contactar por el reloj. Ella no responde pero sus ojos se iluminan cuando él se identifica como la persona responsable de su construcción. Le devuelve sus francos con su boleto a pesar de sus protestas, y después de rebuscar en una caja pequeña, extrae una tarjeta de visita entregándosela en la mano también.

Herr Thiessen le agradece, saliendo de la fila y yendo hacia un lado, inspeccionando la tarjeta. Es una tarjeta de alta calidad en un papel grueso. Un fondo negro con relieve de plata.

Le Cirque des Rêves

André Christophe Bourgeois, propietario

La parte posterior tiene una dirección en Londres. Herr Thiessen la coloca en el bolsillo de su abrigo junto a su boleto y sus francos ahorrados, y da sus primeros pasos hacia el circo.

Comienza simplemente vagando, investigando casualmente la extraña casa de su reloj Wunschtraum. Quizás debido a los meses que pasó absorto en trabajar en el reloj, el circo se siente familiar y cómodo. El diseño de colores monocromáticos, los círculos interminables de las vías como mecanismos de relojería. Herr Thiessen está sorprendido de lo bien que su reloj se ajusta al circo, y de lo bien que el circo se ajusta a su reloj.

Él entra sólo a una fracción de las carpas esa primera noche, deteniéndose para ver a los respiradores de fuego y a los bailarines de espada, probando un buen eiswein* en una carpa llamada "AMANTES DE LA BEBIDA. SÓLO VISITANTES ADULTOS". Cuando pregunta al respecto, el camarero —la única persona en el circo que Friedrick encontró que responde cuando se le habla, aunque sea mínimamente— le informa que es un vino canadiense, y anota la vendimia para él.

Al momento en que Herr Thiessen sale del circo, motivado únicamente por el cansancio, está completa y extremadamente entontecido. Asiste dos veces más antes de regresar a Munich, pagando su entrada en su totalidad en ambas ocasiones.

*Eiswein: Vino de hielo.

Le escribe una carta a A. Bourgeois al momento de su regreso, para agradecerle por darle a su reloj una casa tan maravillosa y por la experiencia del propio circo. Sigue escribiendo los detalles sobre su maestría, y dice que dedujo que no hay rima ni razón para su itinerario, pero expresa su esperanza de que llegue a Alemania.

Unas semanas después, recibe una carta de la asistente de A. Bourgeois, indicando que A. Bourgeois aprecia enormemente los elogios de Herr Thiessen, sobre todo viniendo de un artista tan talentoso. La carta habla muy bien del reloj, y menciona que si hay algún tipo de problema con él, Herr Thiessen será contactado inmediatamente.

Para decepción de Herr Thiessen, la carta no menciona nada de la ubicación actual del circo ni nada sobre si viene a Alemania.

Él piensa frecuentemente en el circo, a menudo mientras trabaja, y comienza a tener una influencia sobre su trabajo. Muchos de sus nuevos relojes se hacen en blanco y negro, algunos con rayas y muchos de ellos con escenas del circo: acróbatas diminutos, leopardos de nieve en miniatura, un adivino que organiza cartas del tarot a cada hora.

Aunque temía nunca llegar a hacerle justicia al circo en estos tributos de cuerda.

Le cirque des Rêves (Adrinette/Feligette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora