CAPÍTULO XXXVIII: LOS DEMONIOS DE CADA CABEZA (2)

336 37 4
                                    

NOTA: Los trastornos que aparecerán aquí son narrados con dramatismo con el fin de la trama, reconozco  y aclaro que muchas actitudes que tiene el personaje no son generalizables a las personas en su misma situación. Les pido que si tienen dudas sobre esto lo busquen en paginas oficiales o el DSM-V, no quiero que se hagan la idea equivocada de este tipo de temas en salud mental.

Les invito a una mente abierta, pretendo narrar la visión de alguien con estos problemas y su percepción de sí mismo en la sociedad que los rechaza. No tomen partido a sus prejuicios, pónganse en la piel de Yuzu para esto, es importante ya que de esto entenderán mucho lo que impide a Yuzu "avanzar". Igualmente este anuncio aparecerá arriba de cada capitulo.

***

Yuzu estaba en lo que era un parque en la ciudad de Angola, no era uno natural, la ciudad había implementado uno para que su gente se relajara; tenía bancas, un lago considerable con cisnes, patos y flamencos. Tenía un cigarrillo en la mano y este se consumía lentamente, dejando en el suelo los restos quemados de su contenido, ella solo estaba mirando el hermoso lago y hasta donde llegaba la orilla opuesta.

Su mente solo tenía en consideración lo que hablo con Morathi. No era que estuviera mal en lo que le dijo pero abrió cosas que su mente había ocultado, que ÉL había escondido en lo profundo para no hacerle caer en esa locura de años atrás. Iba bien ese plan pero como dice el dicho "del cielo a la tierra nada se mantiene oculto por siempre". Flotando a la deriva de su pensar estaban esos recuerdos, aquellos que creyó jamás tener que afrontar de nuevo...

"No lo hagas..."

Le dijo ÉL de nuevo.

"Es para protegerte, Yuzuko. Eres débil, nunca has sido capaz de soportarlo, para eso me creaste, para eso existo, soy el guardián. Déjalo como esta todo, se resolverá".

Yuzu sonrió un poco y se llevó el cigarrillo a la boca, dio la calada final y lo aplasto con el pie en una sola ocasión y fue fuerte y con dientes apretados. El humo salió de su nariz en una nube de mal presagio y se fue de su vista. Abrió la boca y suspiro, salió otro tanto quedante del humo en sus pulmones y se sintió un poco mejor. Los malos hábitos volvían pronto y estaba segura que comenzaría a gastarse dos cajetillas diarias.

"Eso es mejor que la medicina, Yuzuko. Cálmate, déjame a mi encerrarlos de nuevo"

-Encerrarlos... -susurro preguntándose a qué se refería.

"A tus pecados... a tu dolor... a tu odio... a ti misma. Con eso podrías volver a la normalidad".

La respuesta fue un ronco aviso de que se detuviera. Morathi le había dicho esas cosas por su bien, solo que estaba volviéndose problemático realmente, tenía la sensación de poseer una oscuridad oculta que podría devorarle por completo esa vez y no volver de allí.

Siguió mirando el lago y un hermoso cisne piso tierra y con su pico reviso a su nido hermoso. Yuzu no los había visto, estaban bien escondidos entre la tierra de allí que creyó un montón de tierra maloliente. Continúo viendo a la madre, feliz y emocionada por las vidas que nacerían pronto, eso le conmovió y sonrió deseándole suerte. Luego de un tiempo decidido regresar al hotel y siquiera trabajar un poco para volver a Japón de una vez.

Estaba ya a una distancia considerable del lago cuando los graznidos de horror de la madre detuvieron a Yuzu y regreso corriendo. No supo porque pero volvió, corriendo y desesperada, rezando porque estuviera bien la madre, cosa que no fue así. Cuando llego, estaban unos adolescentes riéndose de la madre y la señalaban con insistente risa.

- ¿Qué hacen? -les pregunto lentamente.

Uno de ellos le miro con fastidio y cuando se movió para verle fue que Yuzu se dio cuenta de lo que habían hecho; arrojaron un ladrillo al nido, destruyendo los huevos de la madre.

EN BUSCA DE LA LIBERTAD  (CITRUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora