CAPÍTULO LXXIII: LA TRAMPA (1)

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Estaba aterrada, aunque sabia que eso pasaría, igual no quitaba el mérito. Mientras estaba en el vagón siendo perseguida y guiada, su mente le recordó como había llegado a ese momento.

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Mismo día en el cual Yuzu y Mei se separan. Mansión Okogi.

"El verdadero secreto del miedo humano es conocido pero a la vez ignorado. Los humanos temen desde que nacen a la oscuridad, muchos dicen que no es en sí misma a la oscuridad sino lo que hay dentro de ella. La verdad es que los humanos temen a lo que la oscuridad pueda convertirlos. Todos dicen conocerse pero es la peor mentira jamás dicha, nadie conoce su verdadero potencial o capacidad oscura y corrupta hasta que un suceso los cambia, para siempre.

Nadie se pregunta de lo que serían capaces de hacer cuando se les arrebate lo que más amen. Muchos dicen "mataría" pero la verdad es que matar no satisface el hambre del dolor. No sirve solo matar sino dejarle en el pellejo lo que es el verdadero infierno. Eso es lo que he llegado a saber en estos largos años, ahora solo soy oscuridad que devora todo y tengo el conocimiento de a donde me llevara esto. Moriré, en el proceso de la venganza moriré y no me arrepentiré de nada. Aceptare el final con la sonrisa de un loco y la satisfacción de un guerrero al ganar"

Mei había estado leyendo pequeñas notas como estas en el cuaderno que había encontrado en la vieja habitación de Yuzu. Miyuki le había dicho que cada seis meses volvía a esa casa a vivir hasta que era turno de volver con Ume. Aunque Mei sospechaba que Yuzu iba con Miyuki para escapar de la presencia de Kirito y a parecer ambas mujeres lo sabían porque la señora Okogi se removió iracunda hacia Ume pero desistió de decir nada y se marchó con poca ceremonia. Ume la dejo instalar en el cuarto y no tuvo el valor para ver que había allí.

Las cosas no estaban empolvadas, al parecer le daban mantenimiento y consistía en dar aire a presión en las cómodas y muebles para no tocar nada. Mei al inicio no quiso mover nada pero dentro de ella nació la curiosidad.

Sintió que Yuzu querría que la conociera de forma intima atreves de esa habitación tan precaria en objetos lindos y parecía la habitación de un militar extremadamente ordenado y pulcro. Mei miro cada uno de los libros y estaban de anatomía, economía, física, metafísica, química, genética, idiomas varios y algunas novelas o libros. Aunque la repisa tenía muchos de Steven King, había uno notablemente usado, lo tomo y corroboro el estado de uso muy marcado en las hojas que estaban color grisáceo.

- ¿Frankenstein? -dijo curiosa.

Lo había leído cuando tuvo nueve años y lejos de gustarle, le daba una ligera sensación de asco al recordar la trama. De pronto una luz de ingenio la abordo y comprendió porque alguien como Yuzu podría encontrar ese libro como consuelo o al menor como una forma de sentirse identificada.

-No eres un monstruo, Yuzu. -susurro al libro.

Lo abrió y ojeo, en busca de algo extraño y dependiendo la hoja encontraba una pequeña nota escrita con letra algo cursiva, como un adolescente no interesado en la caligrafía pero sí habido escritor. Cada nota que encontraba era más oscura que la anterior, cada frase encerraba verdadero odio por el mundo y tuvo que cerrar el libro para darse un respiro de aquel horror. Lo dejo en la cama y busco el libro de El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde. Y lo encontró aún más gastado que el que tenía en la cama y a ese no se animó a abrir, temía encontrar cosas peores escritas.

Había dado la vuelta para seguir curioseando cuando el libro cayó al suelo con estrepito. Mei se giró en corto y encontró el libro abierto con un espantoso dibujo de un ser con cinco cabezas que tenían expresiones desde ira, tristeza, angustia, felicidad y la última tenía las facciones de un monstruo hambriento de sangre; incluso tenía dientes del tamaño de pequeñas dagas cubiertos de sangre y un dedo saliendo de las mejillas con triste existencia. Aquellas caras no tenían ojos, solo boca y manos que arañaban sin parar la cara de en medio, la angustia.

EN BUSCA DE LA LIBERTAD  (CITRUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora