EN BUSCA DE LA LIBERTAD (CITRUS)

CAPÍTULO XLVI: RENCUENTRO FRATERNAL (2)

"la mujer que no recibe el amor que anhela de ti lleva un fruto que envidias tú y la mujer que dejo de ser tu destino. Elegir la mujer no es el problema sino tú por lo cual debes plantearte lo siguiente: ¿a quién elijas lo haces por amor o por deber?"

Las palabras de Vlad seguían resonando en su mente y eso la molestaba. Había escuchado por parte de Juleka que su medio hermano solía tener visiones acertadas del futuro de alguien y eso la preocupaba. El mismo Vlad advirtió a Juleka de su muerte junto a su marido unos días antes y eso les permitió arreglar todo para que Luka pudiera mandar en el dinero de los Yukimura sin problemas.

Yuzu incluso cuando fue a visitarlo para anunciarle que Luka y ella iban a casarse y tener un hijo le advirtió sobre la muerte de los gemelos y Luka. Le dijo que no podría evitarlas y solo salvar un lado; madre o hijos. Yuzu había elegido salvar a Luka y esa decisión sin consultársela a Luka la atormentaba en su alma.

Si Vlad tenía razón entonces Mei estaba embarazada y eso era realmente peligroso. Si era cierto y rogaba que aun tuviera al niño, esperaba que Vlad se equivocara y no lo perdiera. Solo que luego de verla bebiendo y besándose con ese tipo, por un maldito segundo y eso la terminaría de maldecir el resto de su vida; deseo con todo lo que la hacia ser Yuzuko Okogi, que Mei perdiera al niño para no tener nada que la atara con esa mujer.

Ya no importaba realmente. Si Mei seguía embarazada o no, no se interpondría entre Noa y ella. Si su hermana que regreso de la muerte para hacerla pagar por quitarle años de vida amenazaba con matar a los que estuvieran camino al "trono Kitajima" entonces ya no se tentaría el corazón a dejarse hacer nada.

Noa dejo en claro que Luka le estorbaba y que se desharía de ella sin dudarla. Eso era directamente una declaración de guerra a ella y la tomaría con el placer que merecía pelear por proteger a la mujer que una vez se convertiría en su mujer y madre de sus hijos.

Estaba en ese viaje para hacer lo que nunca fue capaz de hacer y era dejar en claro que no le interesaba seguir siendo el perro obediente y miedoso de nadie. Había desesperadamente devorado a cada personalidad suya e incluso a si misma para forjar a la nueva Yuzu. Una violenta, letal, inteligente, fríamente calculadora y con una sed de lastimar como ser lastimada. Era algo que no estaba bien establecido; una personalidad que estaba buscando un molde adecuado para tomar forma y lo haría en cuanto se plantara primero con Luka y al final con su propia hermana.

Aterrizaron y como lo prometió, un vehículo para recoger a los Aihara llego. Yuzu estaba por despedirlos cuando Mei se negó a ir.

-Yuzu, te acompaño. -dijo seria.

Yuzu no dijo nada por unos momentos y parecía a punto de meterla por la fuerza al carro para que se fuera. Ladeo la cabeza y los padres de Mei le pidieron que aceptara, suponía la rubia para que le explicara porque se beso con el tipejo ese y disculparse.

-Lo lamento, pero no es un adecuado momento ahora y-

-Yuzu, por favor. -repitió más seria.

Okogi seguía sin pensar que algo bueno saldría de eso. Estaba por ver a Luka y era seguro que Yuzu mirara a su pobre primo en cama. El solo pensar en eso y como Kirito aparecería mofándose de su superioridad por tener a Noa de su lado la hacia querer vomitar bilis y maldecirlo hasta que su garganta no pudiera volver a hablar de nuevo.

No. La verdadera razón de que no quisiera a Mei allí era por Kirito, era parte del plan y si Mei estaba allí podría ver cosas que no... tal vez lo que estaba a punto de hacer podría joderla y eso no quería realmente. Sí, estaba molesta por verla besarse con ese tipo pero, ¿ella no se había enredado en un amorío con Luka?

¡nada que ver! Lo que hiciera Mei con quien sea no era para importarle al orgullo de Yuzu. No estaban comprometida ni en una relación así que no contaba como falta o engaño si Mei se besaba o acostaba con nadie al igual que si Yuzu se acostaba o besaba con nadie. Ambas eran lejanas para la otra y eso no tenía que molestarla, ¿verdad?