En cuanto se marcho el vehículo Mei se quedo un rato contemplando el camino. Tsubasa, que estaba a su lado la miro con ternura y le paso la mano por la cabeza, como lo hacía cuando era niña. Eso le recordó los tiempos donde el señor Sho salía a trabajar y su pequeña señorita salía para despedirlo y se quedaba una hora mirando por donde se había marchado su padre.
Mei siempre tenía aires de soledad y resignación de una abnegada religiosa. Entraba a la casa y se sentaba en los escalones para esperar a que comenzaran las lecciones de contabilidad. De lunes a viernes tenia de siete de la mañana a siete de la noche lecciones con los profesores privados y entre eso, aparte de las horas de comida, disponía de tres libres. Así que Mei solía acumularlas para tener tiempo de jugar parte del jueves y todo el viernes.-Supongo que... esto significa que viene algo peor que lo actual, ¿no? –hablo para sí misma Mei y entro en la mansión.
Tsubasa no dijo nada y la miro entrar. Sus ojos vacios de Mei miraron con aburrimiento el camino y cerró la puerta. El chofer se preguntaba cuándo fue la última vez que miro a su señorita reír y gozar de una buena tarde libre. Suspiro, se sentó y saco un cigarrillo de sus bolsillos, lo encendió con los fósforos. Una calada grande lleno sus pulmones y lo retuvo con los ojos cerrados tratando de recordar...
"Deténganse allí, ¡Señorita Mei y Yuzu! ¡No corran en la casa o se enojara el amo Tetsuya!"
"No seas aburrido Tsubasa, ¡Yuzu dijo que escondió galletas! Será rápido."
Abrió los ojos de pronto y se toco la cabeza.
-¿Eh? –dijo desorientado y parpadeo varias veces. –Mmm ¿qué fue eso? –se pregunto dándose golpecitos en la cabeza. Por un momento creyó oír la vocecilla de Mei...
-Señor Tsubasa, me ha pedido Kata que le diga que ya están listas sus cosas. –dijo Jun con una sonrisa amable y al ver su rostro se mostro preocupada. -¿Esta usted bien?
Él la miro confundido y le devolvió la sonrisa de antes.
-Solo estoy tratando de recordar algo...
-¿Oh? En ese caso le diré a Kata que esta ocupado.
-No, no. –agito la mano. –Se le hará tarde a Kata, no queremos que pierda el vuelo. –se levanto y entro en la mansión. Olvido lo que acababa de recordar.
Kata le informo a Mei de su partida a Rusia apenas entro. Las cosas de su nana estaban en la puerta esperando por Tsubasa. Mei escucho cada mención honorifica de Jun y de que estaba capacitada para ocupar su lugar. Seria temporal, le dijo. Aun así, tenía la sensación Mei de que sería algo más largo que simples dos meses. Otra persona que la dejaba, se estaba quedando sola poco a poco y ya no sabía qué hacer.
La acompaño hasta el aeropuerto, al menos, se dijo, podría decirse que ella lo permitió. En el camino la ama de llaves menciono los cambios de la ciudad desde que llego hasta la actualidad y Mei solo escucho atentamente y se enteró que lo que ahora era el enorme centro comercial fue una vez un hermoso parque donde al parecer ella fue a jugar con su compañero de juegos. Una anécdota y punto corto, Mei no tenía interés en hablar de nada, estaba luchando por no prohibirle a su nana irse lejos de ella y dejarla sola.
Era egoísta de su parte hacer eso, Kata tenía familia y ella más que nadie conocía el sentimiento de no estar cerca de su madre. De no tener cerca a ningún familiar. Si ella lo sufría lo lógico era deseas el mismo dolor a los demás. No, no era lógico, era horrible pensar eso así que mejor se forzó, como siempre, ha vaciar sus emociones y encerrarlas bien bajo llave. Llegaron al aeropuerto y esperaron por la llamada para que se fuera Kata al avión. Tsubasa dejo las maletas y se alejo para darles privacidad.
ESTÁS LEYENDO
EN BUSCA DE LA LIBERTAD (CITRUS)
Hayran KurguMei Aihara siempre tuvo una vida recta y educada sin cuestionar ninguna orden. Un día, decide ir a una fiesta por curiosidad y conoce a Yuzu; una joven que siempre hace lo que quiere sin miedo. Comienza a darse cuenta de que no quiere una vida llena...