{2T} 29 - Canto de cuervos

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Las cadenas que apretaban su cuerpo y la venda que restringía sus ojos era lo que menos le importaba a Otonashi Satsuki. Vivía, respiraba y estaba cerca de su familia, lo más cerca que había estado durante años. El frío de la celda le recordaba a las cuevas donde dormía cuando estaba cansada de la compañía de Akatsuki; la posición en esta ocasión era mucho más incómoda, pero eso era lo de menos.

La oscuridad de la venda le hizo más fácil recordar lo que había pasado durante años, el silencio le hizo escuchar alaridos de todo tipo: gente inocente pidiendo piedad, criminales escupiendo su ego en forma de discursos interminables. Tormentosos recuerdos que llevaría grabada en el alma para siempre.

Pero había alguien que jamás olvidaría, llevaría para siempre el nombre de Uchiha Itachi tatuada en la piel y el corazón. Se dejó llevar por esos recuerdos, dibujando una sonrisa en sus labios, calentando su corazón.

~Pasado~

El equipo de Akatsuki se había separado en las respectivas parejas, aunque Pain nunca había visto problemas en que Satsuki fuera por su cuenta. Siempre cumplía con las misiones que se le eran asignadas, así que el jefe le tenía la suficiente confianza. Cosa que no se podia decir de Hidan, el cual la había marcado con la muerte desde el día en que la conoció.

La noche había caído, y la Otonashi simplemente se deleitaba mirando la luna llena en aquella oscuridad. ¿Cuándo volvería a casa? ¿Podría llorar en paz la muerte de su madre? ¿Alguna vez abrazaría a sus hermanos y conocería a Mika?

Sintió la presencia de alguien, poniéndola alerta. El movimiento involuntario que siempre realizaba era posicionar la punta de su espada en el cuello de cualquiera que se acercará, nunca confiaba en nadie.

- Gracias por el recibimiento, Otonashi. - era la voz profunda del único hombre que había podido enamorarla.

- ¿Qué haces aquí, Uchiha? Pensé que estarías bastante lejos. - guardó su arma con calma.

- Lo mismo te digo, pensé que estarías con Hidan y Kakuzu rumbo a capturar al dos colas. - se hizo a su lado, haciendo qué el corazón de la Kunoichi se acelerara. - ¿Pasó algo además de tu odio predilecto a Hidan?

Satsuki guardó silencio. Claro que había pasado algo, sus tíos habían secuestrado a una de sus hermanas, atacaron la aldea, mataron a su madre, y ni siquiera podría verla, llorarla en paz.

- Satsuki... - Itachi retiró la máscara que guardada la identidad de la Otonashi, con su dedo índice levantó su barbilla. Sus ojos se encontraron, sus corazones se sincronizaron, eran uno. - Habla conmigo.

- Mamá... - se le hizo un nudo en la garganta, y no sabía si era por la persona que tenía delante o por aquella que jamás vería otra vez. - Mamá murió. Atacaron la aldea y...

El Uchiha la acercó a él dulcemente y dejó que sus lágrimas mojaran su abrigo, mientras sus manos frotaban suavemente su espalda.

- Te prometí que volverías a casa con tu familia, y es algo que cumpliré aunque tenga que cambiar mis planes de muerte. Decidiste seguirme y darme cada parte de tu vida. La mía será tuya para siempre. - la abrazó aún más fuerte, como si nunca quisiera dejarla ir.

Aunque tarde o temprano la dejaría, de alguna u otra manera.

~Actualidad~

Habían dos voces resonando en la misma habitación, haciendo qué Satsuki se concentra en ellas, una era la de su hermano, la otra no podía reconocerla.

Ojos color cielo. ºNara ShikamaruºDonde viven las historias. Descúbrelo ahora