🅟🅓🅤🅒🅒 〖Vol.Ⅰ〗(Completo)

Capítulo 01

┏ೋ❀❀ೋ✿━━━━━━━━━┓
Convertido de la noche
a la mañana en un esclavo
de un reino derrotado.
┗━━━━━━━━━ೋ❀❀ೋ✿┛

      Después de tres meses de asedio, las puertas de la ciudad de Tadu, de las que se afirmaban que eran inexpugnable, se derrumbaron con un estruendo que sacudió el cielo y la tierra.

        El reino de Yuyao, finalmente había caído.

        El Gran General Ji Ning, montado en su alto caballo, observaba fríamente cómo sus cien mil soldados lanzaban gritos sedientos de sangre y se precipitaban por las puertas de la ciudad blandiendo sus armas. Él tiró de las riendas de su caballo y se dirigió tranquilamente hacia la entrada. Los soldados, ya enloquecidos por la matanza, se apartaban de su camino, dejándole un amplio paso.

        Todos sabían que el gran general del ejército, Ji Ning, era despiadado, para él matar era tan fácil que comer, y era de temer y evitar. Ji Ning, acostumbrado a este trato, ni siquiera miraba a estos soldados mientras se dirigía al interior de la ciudad.

        Inesperadamente, su caballo fue detenido en la entrada, bloqueado por alguien.

        Una mano agarró el casco de su caballo. Al mirar hacia abajo, vió a un hombre vestido de blanco, cubierto de sangre, sosteniendo una espada larga con la hoja rota. Su túnica ancha de mangas largas eran las típicas de la gente de Yuyao. Los Yuyao eran conocidos por sus artes secretas, e incluso se rumoreaba que habían alcanzaba la inmortalidad. Este hombre a primera vista parecía uno de ellos.

        Una fría sonrisa no pudo evitar aparecer entre sus labios. El Gran General Ji Ning era conocido en todo el reino de Langye por su odio hacia la gente de Yuyao, especialmente a la familia real, torturando hasta la muerte a cualquiera que encontrara.

        Las puertas de la ciudad habían caído, ¡y este hombre aún intentaba detenerlo! ¿No era esto buscar la muerte?

        Ji Ning alzó la mano y descargó el látigo, dejando una marca roja y brillante en su muñeca. Su látigo estaba cubierto de puntas y ganchos de hierro, de modo que con cada latigazo arrancaba un trozo de carne. El hombre se estremeció por el dolor, pero ni así aflojó su agarre.

        一Antes de que muera... nunca dejaré que ustedes... ¡pongan un pie en la ciudad de Tadu!

        Al ver que el hombre no podía ni siquiera ponerse de pie, pero seguía tan desafiante, la sonrisa en los labios de Ji Ning se hizo más profunda.

        Ya que tienes tanto coraje, ¿por qué no compartir el destino del reino de Yuyao y ser aplastados juntos bajo los cascos de mi Caballería de Hierro de Langye?

        一¡Gran General! —En ese momento, el oficial de vanguardia se acercó para informar—: ¡El que dirigió a los Yuyao contra la Caballería de Hierro, es este hombre! ¡Es el Príncipe Heredero del Reino Yuyao!

        ¿El príncipe heredero?

        Las largas cejas de Ji Ning se alzaron ligeramente, y para sorpresa de todos, realmente se detuvo. Sus ojos de águila miraron hacia abajo, viendo al hombre arrodillado, apoyándose en su espada rota, su cabello negro esparcido por el suelo, empapado en el charco de sangre bajo él. Cualquiera podía ver que estaba al borde de sus fuerzas y no duraría mucho. Sin embargo, se levantó tambaleante, y apuntó la punta temblorosa de su espada hacia Ji Ning.

        一Mientras yo este vivo, nunca pondrás un pie en Tadu...

        Sus ojos se encontraron, y de repente sus movimientos se detuvieron, e incluso Ji Ning que estaba a punto de levantar su látigo por segunda vez no pudo evitar detenerse en el aire.