🅟🅓🅤🅒🅒 〖Vol.Ⅰ〗(Completo)

Capítulo 16

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Aunque te arrodilles
hasta morir aquí,
no me ablandaré.
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        Ji Ning se quedó sin palabras por un momento, pero Bai Qingyan aún insistía:

        —General Ji, ¿realmente quieres que muera o no?

        —¡Por supuesto que quiero que mueras!

        Ji Ning respondió impulsivamente, pero de repente se sorprendió internamente.

        ¿Realmente quería que muriera? Si fuera así, ¿por qué antes, al verlo en ese estado, casi no pudo respirar, como si algo hubiera sido arrancado de su corazón?

        ¿Sería que se había ablandado? ¿O quedaba algún sentimiento del pasado? Qué ridículo, él, el gran General Ji, había cabalgado por los campos de batalla durante años, entrando y saliendo de pilas de cadáveres, su corazón se había endurecido como el acero y el bronce. Además, entre él y Bai Qingyan, ¡ya no quedaba ningún sentimiento del pasado!

        No solo ver a Bai Qingyan herido, incluso si lo viera morir frente a sus ojos, ¡Ji Ning no pestañearía ni una vez!

        —¡General!

        En ese momento, un soldado irrumpió. Era el asistente personal de Ji Ning, quien se arrodilló sobre una rodilla e informó: —El Supervisor Ran solicita que el General asista al banquete de inmediato. El Enviado Imperial ya está sentado, y todos los generales de división han llegado. Solo lo esperan a usted, General.

        —Xi Xiang, espérame afuera de la puerta. Iré enseguida.

        Ji Ning soltó a Bai Qingyan y se puso de pie. Arregló su ropa y, sin pensarlo, miró hacia atrás a Bai Qingyan. Por alguna razón, dijo espontáneamente:

       —El viento es frío y la nieve es intensa, quédate aquí y espérame. Si te descubro vagando de nuevo, tú y esos esclavos de tu nación derrotada...

        —¡General Ji! ¡Sabes que esta noche el viento es frío y la nieve es intensa!

        Estas palabras de Ji Ning tocaron el corazón de Bai Qingyan. Viendo que estaba a punto de irse, Bai Qingyan, desesperado, agarró su túnica:

        —¡Esta noche es extremadamente fría, ellos no sobrevivirán congelándose afuera toda la noche! ¿Podría el General ser misericordioso y darles algo para protegerse del frío?

        En el pasado, si Bai Qingyan se hubiera atrevido a hacer tal petición, Ji Ning seguramente lo habría ridiculizado con palabras frías y luego rechazado firmemente. Pero esta noche, por alguna razón, su mente estaba confusa y, sorprendentemente, dudó.

        —Ciertamente, esta noche es extremadamente fría. Esto podría...

        ...ser posible.

        Bai Qingyan originalmente no tenía muchas esperanzas. Pero al escuchar esto, levantó la cabeza de repente, conteniendo la respiración. Ji Ning no continuó hablando, y Bai Qingyan, extremadamente ansioso, inconscientemente abrazó con fuerza las piernas de Ji Ning.

        Con este abrazo, se dio cuenta de que algo en su mano le lastimaba la palma. Era algo muy duro, y hasta Ji Ning lo sintió, mirando hacia abajo a su pierna.

        Justo entonces vio a Bai Qingyan abrir la palma, revelando un anillo de pulgar.

       Este anillo le resultaba muy familiar, ¿no era el que Ran Chen usaba habitualmente en su mano? ¿Cuándo habían desarrollado una relación lo suficientemente cercana como para intercambiar regalos personales?

        Bai Qingyan vio cómo el rostro de Ji Ning se tornaba verdoso y pálido. La mitad de la frase que iba a decir nunca salió, y Ji Ning miró ferozmente a Bai Qingyan con sus ojos. Justo cuando estaba a punto de estallar, el asistente Ji Xiang, que esperaba fuera, lo instó en voz baja:

N/T: La expresión "青白" en chino se refiere a un tono verdoso-pálido que puede indicar ira, shock o enfermedad.

        —General, ¿aún no se va? Ese es el Enviado Imperial enviado por Su Majestad, no podemos hacerlo esperar demasiado.

        Considerando el banquete del Enviado Imperial, Ji Ning finalmente no estalló. Solo gruñó en voz baja:

       —Bai Qingyan, ¿quieres pedir ropa para protegerlos del frío? ¡Ni lo sueñes! Xi Xiang, ¡vámonos!

        Dicho esto, levantó la pierna para irse, pero descubrió que Bai Qingyan lo agarraba firmemente de la pierna, sin soltarlo. Al ver que Bai Qingyan se aferraba a su pierna sin soltarla, Ji Ning se enfureció aún más, levantó un pie y pateó directamente el pecho de Bai Qingyan.

        Bai Qingyan gritó de dolor y voló hacia afuera, acurrucándose en la nieve. Intentó levantarse, pero no pudo luchar, solo pudo mantenerse arrodillado en el lugar, jadeando constantemente. Sin embargo, esta postura solo enfureció más a Ji Ning, quien gruñó en voz baja:

        —¿Quién te crees que eres? Perro sin hogar, esclavo de una nación derrotada, ¿te atreves a negociar conmigo? ¿Arrodillándote en la nieve frente a mi puerta crees que me chantajearás? Bai Qingyan, aunque te arrodilles hasta morir aquí, no me ablandaré ni un poco contigo.