🅟🅓🅤🅒🅒 〖Vol.Ⅰ〗(Completo)

Capítulo 02

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¿Cómo te atreves a
pronunciar el nombre
de este general, esclavo
de un reino derrotado?
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     Bai Qingyan abrió lentamente los ojos. Donde tocó sus manos, había paja húmeda, depositada en el suelo frío. Hasta donde alcanzaba la vista, había una tira de palos de madera, clavados horizontal y verticalmente en un marco de madera, que lo retenía en el centro.

       ¿Es esto... una jaula?

       Todo su cuerpo estaba frío, y la mitad inferior de su cuerpo estaba tan adolorida, que casi le hizo perder la conciencia. La lujosa túnica blanca de seda que solía vestir Bai Qingyan, estaba manchada con sangre fresca y destrozada hasta ser casi irreconocible. El viento helado sopló silbando, llevándose el último rastro de calor en su cuerpo.

       En el pasado, no solo este poco de viento frío, sino incluso cuchillos de hielo y espadas de escarcha, ¿qué habrían significado para él? Con la fuerza interna del príncipe heredero de Yuyao, Bai Qingyan, incluso en lo más crudo del invierno podría haber caminado por la nieve y el hielo vistiendo solo una túnica ligera, portando una espada larga y llevando consigo una jarra de buen vino.

N/T: 冰刀霜剑: Literalmente significa “cuchillos de hielo y espadas de escarcha” . Esta expresión se utiliza para describir un frío extremo y cortante.

       Pero ahora, casi toda su fuerza interna se había agotado en esa batalla desastrosa fuera de la ciudad de Tudu. Incluso este poco de frío era difícil de soportar.

       Por no hablar de ese cruel latigazo. Mirando hacia abajo, vio que la ropa alrededor de su cintura había sido destrozada en pedazos, mezclándose con la sangre sucia y pegándose a su piel.

       Ji Ning...

       Al pensar en esa persona, Bai Qingyan sintió una punzada de dolor en su corazón y frunció el ceño. ¿Quién habría imaginado que, después de una relación desafortunada hace diez años, llegaría el día en que volvieran a encontrarse?

N/T: Se refiere a dos personas que se amaban, pero había muchas dificultades y la relación terminó mal. Después de tanto tiempo, ambos han vivido sus vidas por separado. Ahora, por una coincidencia del destino, se encuentran de nuevo. La frase expresa la sorpresa y la ironía de que, a pesar de lo mal que terminaron y del tiempo transcurrido, sus caminos se han cruzado otra vez.

       En aquel entonces, cuando esa persona apareció frente a él por primera vez, no era más que un explorador de bajo rango. Y él mismo era sólo un adolescente, y aunque era un gran príncipe, todavía estaba en la edad de hacer tonterías. Diez años después, Ji Ning se había convertido en el Gran General del Reino Langye, mientras que él había caído en una jaula, convertido en prisionero...

       —Man'er, no tengas miedo, mamá está aquí...

       De repente, una voz interrumpió los recuerdos de Bai Qingyan. Era una mujer, hablando en el dialecto de Yuyao. Mirando a su alrededor, se dio cuenta de que además de su jaula, ¡había varias jaulas enormes alrededor! Cada una contenía decenas de personas de Yuyao, todos desaliñados, y muchos de ellos todavía cubiertos de sangre.

       La gente de Yuyao siempre había sido próspera, ¿cuándo habían visto algo así? Pero ahora... Al pensar en esto, el corazón de Bai Qingyan se encogió bruscamente: ¿Yuyao? ¡Ya no existía Yuyao! Ahora él no era más que un esclavo de un reino derrotado.

       —Mamá... tengo frío... mamá...

       La madre y la hija estaban sentadas en la jaula más cercana de Bai Qingyan, y podían ver claramente cada movimiento. La niña llamada “Man'er” tenía siete u ocho años, estaba vestida con ropa fina y temblaba. Llevaba el cabello atado en un moño al estilo Yuyao, sujetado por un par de cintas rojas. Su madre la abrazó con ansiedad y la consoló, pero la niña seguía temblando y no paraba de gritar que tenía frío.

       Bai Qingyan inmediatamente se quitó su capa exterior. La capa ya se había pegado a la herida de su cintura, y quitársela fue como arrancar una capa de piel y carne viva. Bai Qingyan apretó los dientes, sin siquiera mirar la herida sangrante. Se arrodilló en el suelo y extendió los brazos para meter la capa en la jaula opuesta.

       —Gracias, gracias... tú... ¿Eres Su Alteza el Príncipe Heredero? Man'er mira rápido, ¡este es el Príncipe Heredero qué tanto admiras!

       La madre tiró de su hija y se inclinó profundamente ante Bai Qingyan. Los ojos de la niña se iluminaron, como si hubiera olvidado el frío. Esa mirada de admiración fue como una bofetada en la cara de Bai Qingyan.

        —Yo, Bai Qingyan... he defraudado al pueblo de Yuyao...

       —¡No! Alteza, usted lideró a los guardias en la batalla, y al final, cuando todos los guardias habían muerto... quedando solo usted, aún así luchó hasta el final. ¡Lo vimos claramente desde las murallas de la ciudad! Son esos bastardos de Langye los que nos han perjudicado, ¡usted ya hizo todo lo posible!

       La madre, diciendo esto, se arrodilló y golpeó su cabeza contra el suelo varias veces. Incluso la pequeña Man'er se levantó y se inclinó junto con su madre. Quién iba a decir que las voces de este lado llegarían a las jaulas cercanas y se extenderían en la distancia. Bai Qingyan ya era muy popular entre el pueblo de Yuyao, y de repente se encontró con que los prisioneros de Yuyao en las jaulas se arrodillaban y se inclinaban, con voces de “nos inclinamos ante el Príncipe Heredero” resonando por todas partes.
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        Los ojos de Bai Qingyan se llenaron de lágrimas calientes. Su gente lo amaba tanto, ¿y qué había hecho él? Llevó a los últimos tres mil guardias de Yuyao a la batalla, sacrificando a todos esos buenos hombres en las puertas de la ciudad, y aun así no pudo detener el ataque de Langye ni salvar a Yuyao de la destrucción.

        ¡Todos esos guardias están muertos! ¿Por qué él todavía estaba vivo?

        Bai Qingyan estaba tan angustiado que ni siquiera oyó que alguien se acercaba a caballo. Hasta que una voz sonó:

        —¡Qué están haciendo estos bastardos de Yuyao! ¿a qué viene tanto ruido? ¿acaso quieren ser todos hombres muertos? ¡Llévense a los que más ruido hacen y échenlos a los perros salvajes! ¡Veamos si se atreven a hacer más ruido!

        ¡Esa voz! ¡Era él!

        Bai Qingyan levantó la cabeza con incredulidad.

        Ji Ning, vestido con armadura militar, montado a caballo, lo miraba desde arriba. Esa mirada fría era como puas de acero, clavandose en todo su ser.

N/T: Sugiere que su mirada es penetrante y posiblemente intimidante, causando una fuerte impresión en la persona que está siendo observada.

       —Ji Ning...

        Apenas las palabras salieron de su boca, Ji Ning azotó la jaula con su látigo. Aunque la punta del látigo solo pasó cerca de él, aún dejó una marca roja en su rostro. Bai Qingyan abrió los ojos de par en par, tocando incrédulo la herida en su cara. Desde el otro lado, la voz llena de odio de Ji Ning llegó:

        —¿Cómo te atreves a pronunciar el nombre de este general, esclavo de un reino derrotado?