C u a r e n t a y n u e v e .

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                                        "Polos iguales".



Suspiro frente al espejo y con ayuda de mi mano acomodo los mechones rebeldes que se escapan de mi coleta.
Echo un vistazo rápido a mi atuendo, escuchando la molesta vocecilla de mi cabeza mofándose de mi.

"¿A quién intentas impresionar?

Logrando que me apenara por unos momentos.

No estaba tan extravagante como creía. De hecho podría considerarse un atuendo normal en un sábado por la noche.
Pero teniendo en cuenta mi estado de ánimo durante la semana, era medianamente compresible.

Desde aquella fatídica salida en donde Jaebum había decidido que lo mejor era cortar nuestra relación y hacerle caso a lo que su empresa le decía, todo había ido en picada.

No podía dormir, no quería comer. No podía concentrarme en las cosas que hacía, y eso era un gran problema.

La semana había sido atareada, las clases y las prácticas habían estado más exigentes que nunca. Y yo, flotando en mi nube de tristeza, había perdido todo tipo de motivación.

Varias veces me habían regañado por ello, pero por mucho que me gritaran y pidieran que me centrara, nada funcionaba.

La gente que me acompañaba comenzaba a preocuparse por mi.

Mis padres, mi hermana, Jason e incluso Bastian me había preguntado que me pasaba.

Pero no obtuvieron respuesta alguna.

Desde ese día algo dentro de mi se había apagado, y junto a el, la capacidad de expresar lo que sentía mediante palabras.

No podía -ni queria- demostrar lo que me pasaba. Porque tenía el estupido pensamiento de que mientras menos hablara de ello: menos dolería.

Estupido ¿Verdad?

El silencio era aún más tortuoso que liberador. Y pude corroborar en el mismo día del juego.

Todos mis compañeros estaban emocionados, saltando, bailando y gritando mientras se dirigían a las gradas.

Y en los vestidores estaba yo, con la mirada perdida. Jugando con mis dedos en un intento de distraerme, respirando con pesadez.

Intentaba convencerme a mi misma que solo se trataban de los nervios que me atacaban antes de cada partido.
Pero esa mentira duró solo unos minutos.

En cuanto mi hermana se acercó a mi para darme los ánimos que necesitaba para salir y dar la presentación, la primer lágrima delató mi estado.

Dándole inicio a un llanto incontrolable.
El equipo se alteró y yo poco podía hacer para asegurarles que no era nada, que solo era cuestión de segundos para que volviera a la normalidad.
Pero me fue imposible, porque apenas era capaz de respirar con normalidad.

Pero eso eso no le importaba a la coach, quién entro con los pelos de punta, enfurecida y nerviosa.
Dejando a la vista su inexistente empatía, dejando en claro que en lo único que pensaba era en vernos en la cancha agitando nuestros pompones.
 

"—No hay tiempo para llorar. La presentación es ahora".

Y gracias a ella, el vaso se terminó por rebalsar.

Lo que pasó después de eso puede catalogarse como la peor presentación que tuvo este equipo.

A duras penas pude recomponerme.
Pero eso no era de ayuda en lo absoluto.

DORK || Im Jaebum || [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora