C u a r e n t a y t r e s .

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"Te quiero".




La euforia se había acabado y nuevamente quedamos en silencio, pero a diferencia de la vez anterior el clima estaba muy relajado.

Lola había logrado bajar su guardia y momentos atrás había estado conversando con mis amigos de manera amena, como si ya se conocieran.

O al menos eso intentaba.

La muchacha seguía procesando lo que acababa de pasar y un par de veces fui testigo de como evitaba mirar a los chicos a los ojos.

Me parecía tremendamente adorable.

Y se lo diría, de no ser que mi atención siempre se desviaba hacia alguien aún más adorable.

Bastian estaba charlando junto a Billie, no podía oír nada, pero por la manera en la que me señalaba y la señalaba a ella también al hablar, pude adivinar que la estaba regañando.

No me entrometeria, ni tampoco evitaría aquello. Después de todo era lo suficientemente consciente de toda la situación.

Sólo querían lo mejor para nosotros.

Cuando Bastian hubo terminado de regañar a mi pequeña, la peliazul volvió a mi lado, estrechando mi cuerpo en un abrazo.
Mi corazón dio un vuelco y mi rostro se tornó rojo al sentir como dejaba besos sobre mi pecho.

Podían pasar meses y aún no me acostumbraba, y a pesar de sentirme avergonzado, no podía estar más feliz de finalmente tener el lujo de quererla como era debido.

Sin secretos, sin ningún tipo de desaprobación.



Me sentía realizado.


—¿Estas cansado?—Pregunta elevando su cabeza, sonriendo abiertamente cuando deje un pequeño beso sobre su nariz.



—No... pero aún sigo algo nervioso.


—No deberías estarlo—Murmuró—Lo peor ni siquiera ha aparecido.



Me tomé su comentario a modo de broma, pero las risas cesaron en cuanto noté la expresión de su rostro.

Al instante me sentí incómodo, y por unos momentos, una sensación parecida a desesperación me atacó.

Billie me observaba con su expresión ilegible, como si estuviera enterada de todo lo que pasaría a continuación.

—¿De que hablas?—Pregunté—¿Acaso tu hermana no lo aceptó?

—Está en proceso de hacerlo, aún tengo que hablar con ella a solas. Pero hay algo más.



Ni bien había terminado de hablar, su oración tomó sentido cuando escuché un par de pasos viniendo de la escalera.
Temeroso, voltee lentamente hacia donde provenía el sonido, sintiendo como mi mandíbula se caía al suelo al visualizar a dos hombres.
Uno rubio, muy grande, con largos brazos llenos de tatuajes.
Y junto a él, uno afroamericano, que era igual de grande, pero perdía un poco de impotencia al cargar a un pequeño perro de pelaje marrón entre sus brazos.

DORK || Im Jaebum || [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora