DORK || Im Jaebum || [COMPLETA]

S e i s.

"Team Rocket".

Entre a mi casa, soltando la correa de Luna antes de tirarme sobre la fría baldosas de mi piso.

El día era caluroso, y a mi perra no se le ocurrió mejor cosa que tomar un paseo cuando el sol estaba tan fuerte que podría derretir un glaciar.

Papá pasó junto a mí con la aspiradora en mano, mirándome curioso desde una distancia prudente.
No lo culpaba, solía tener un mal humor explosivo y quien siempre pagaban las consecuencias de ello eran mis padres y hermana.

—¿Sucede algo cariño?.

Negué aún con la cara en el piso, elevando mi dedo pulgar en el aire, asegurándole que todo estaba bien.

—Estoy cansada, solo eso.

La noche anterior no había logrado dormir bien, había pasado toda la tarde discutiendo con Fletcher sobre lo ocurrido.
Me sentía mal en parte, pues yo nunca le daba razones por las cuales el tendría que desconfiar de mi.

Pero por otro lado, sabía que la culpa no era mía -al menos no en su totalidad-.

Ese chico se había acercado a mí por si solo, incluso decidió quedarse cuando yo solo me dediqué a ignorarlo.
Echarlo y mandarlo lejos no era una opción, después de todo estábamos en la vía pública y lastimosamente yo no tenía el poder de decidir quien puede andar por ahí y quién no.

El enojo de Fletcher era algo que me preocupaba y ciertamente fue la causa por la que no pude dormir bien en la noche, seguia pensando en lo sucedido y en las cosas que pude haber hecho para evitarlo.

—¿Estas segura de que nada ha ocurrido? Sabes que puedes contarme lo que sea, cariño—Papá se agachó hasta llegar a mi altura, acariciando mi cabello con esa dulzura tan característica que el poseía.

Sonreí ante las cosquillitas que me provocaba, sentandome en el suelo para asegurarle que nada había ocurrido.

—Papá, en serio, no ha ocurrido nada.

—Pues dicelo a tu cara, pequeña. Pareces constipada.

Me reí ante la ocurrencia de mi padre, viendo como una sonrisita nacia en su rostro.

—Así quiero verte siempre, hija mía. Sé que algo más pasó pero no te presionaré para que lo cuentes, tu sabes que este viejo y tú otro viejo siempre estarán para escucharte y aconsejarte.

—Gracias, papá.

Se puso de pié, extendiendo una mano hacia mi para que la tomara y copiara su acción.

—Bien, ve a bañarte y cámbiate para el instituto, hoy tienen practica y ya sabes como se pone Papi.

Inevitablemente, rodé los ojos con cansancio, robándole una risita a Papá.

—Explícame ¿Por qué a Papi se le ocurrió meternos en el equipo de porristas?.

—Vive su sueño a través de ustedes, pequeña—Se encogió de hombros, señalando con su índice hacia la escalera— Ahora ve y deja de perder el tiempo, te serviré el desayuno en cuanto termines.

Bufé una última vez, pegando pataletas contra el suelo antes de subir las escaleras y exclamar en voz alta que bañarse para luego sudar como cerdo era una pérdida de tiempo, además de un desperdicio de agua.