C e r o.

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"No es BTS".




—Dios dame paciencia, porque si me das fuerza la mato—Murmuré bajo mis sábanas antes de ponerme de pie y caminar hasta mi puerta.



Tomé un par de respiraciones antes de girar el pestillo y salir de mi habitación.
Mi instinto asesino había despertado esta misma mañana y fue incrementando a medida que el volumen de la música aumentaba.

Intenté calmarme, diciéndome a mí misma que era demasiado joven y hermosa como para ir a la cárcel.
Pero toda esa mierda quedó en el olvido cuando los chillidos de mi hermana se unieron al ritmo de la tortuosa melodía.

Me acerqué a su habitación, abriendo la puerta de una -muy innecesaria- patada al notar que se encontraba abierta.

Lola, también conocida como mi primer víctima, estaba frente a la pantalla de su ordenador cantando y agitando su linterna en forma de pájaro, ignorando mi presencia.


—Te doy tres segundos para que apagues esa mierda si no quieres que te lance por la ventana junto a tu computadora y pajarraco luminoso.

La estupida se sobresaltó en cuanto me vio acercándome a ella, no podía verme, pero sentía como las facciones de mi rostro se contraían.
Se volteó lentamente hacia mi y por el miedo que reflejaban sus ojos podía asegurar que mi rostro parecía sacado de una pesadilla.


—Bi-Billie... calmate—Dejó el pajarraco a un lado para ponerse de pie.
La diferencia de estatura podía notarse incluso a metros de distancia, pero eso no era impedimento para que derribara a golpes a ese rascacielos con patas.


—¿Sabes que día es?—Pregunte entre dientes, tratando de no perder la calma.

Lola miró a un lado a otro, abriendo los ojos con sorpresa al caer en cuenta.
Rápidamente se acercó a mí, tomándome por los hombros y sacudiendome hacia delante y hacia atrás mientras una sonrisa de desquiciada se pintaba en su rostro.

—¡Es hoy!.


—Si, es hoy ¿Y recuerdas la condición que te puse?.

Su sonrisa cambió a una expresión de arrepentimiento en una milésima de segundo.
En cambio, en la mía se pintó una sonrisa con aires de triunfo.

Hoy, mayo 23, habría una firma de discos por parte de esos coreanos endemoniados que tanto le gustaban.
Lola tuvo el permiso de mis padres desde el principio, pero la muy idiota se fue de fiesta sin haber avisado,y terminó castigada por una semana; por ende no podía ir a la dichosa firma.

Mis padres no solían ser estrictos, de hecho nos daban la libertad de hacer lo que quisiéramos siempre y cuando nos hiciéramos responsables de nuestros actos y asumieramos las consecuencias de los mismos. Había veces en las que nos aprovechabamos de su confianza, y eso fue lo que pasó en el caso de Lola.
Yo no me ponía en un altar ni mucho menos jugaba a ser una niña buena.
Compartíamos más que el apellido y una de esas cosas era el gusto a las salidas.

DORK || Im Jaebum || [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora