C i n c u e n t a y d o s (FINAL).

227 25 10
                                    

                                       "Solo nosotros".



Bajo del taxi y me despido del amable conductor, sonriendole mientras sacudo la mano en el aire cuando el auto se pone en marcha.

La sonrisa se desvanece de a poco, y mientras giro en mi lugar para contemplar el gran edificio, una pregunta se formula en mi cabeza.

¿Estaba segura de esto?

Y la respuesta es: no, estaba aterrada hasta los huesos.

Me era imposible imaginar cuál sería su reacción, o que es lo que diría al recibir el álbum.

Ni siquiera estaba segura de qué decirle.

Pero de lo que si estaba segura, era de que quería verlo.
Tenía la necesidad de tenerlo cerca, hacerle saber lo mucho que lo quería. Y también, disculparme por todos los malos momentos que pasamos a causa de mis emociones desenfrenadas.

Era consciente de que ambos lo habíamos arruinado, y que decidir alejarnos en vez de afrontar los problemas fue un movimiento errado.
Pero aún teníamos tiempo para repararlo, o al menos, intentar hacerlo.

No quería que el se fuera con la idea equivocada, no quería que creyera que había renunciado a él.

Pero estando aquí, a mitad de la noche en una calle desolada, solo podía pensar en lo idiota que había sido por no haber pensado en la posibilidad de que el no estuviera disponible.

Podría llamarlo y verificar que siguiera despierto, pero de ser asi; no quería molestarlo.

Estaba en una encrucijada, entre lo que se debe y no hacer. Podía seguir nuevamente mis impulsos, apretar el timbre hasta que el dedo me duela y decirle lo que tenía para decir.
Pero todos sabíamos lo que pasaba cuando no pensaba en mis decisiones.

Nerviosa, muerdo la punta de mi dedo, balanceandome de lado a lado sin saber si avanzar o simplemente dar media vuelta y decirle las cosas a través de mensajes de texto.

"No puedes retroceder ahora" me repetía a mi misma en un intento de recuperar la valentía que se había esfumado en cuestión de minutos, obligandome a permanecer firme y dar la cara.

A paso lento pero seguro, caminé hasta la entrada, visualizando su numero de apartamento en el tablero con timbres.
Sabía en donde estaba, es más, ni siquiera necesitaba ver a la hora de poner el dedo sobre el botón, pero con tal de hacer algo de tiempo, leería cada número incluso si me llevaba varios minutos hacerlo.

Estaba actuando como una cobarde, si.

¿Pero qué más podía hacer?

Iba a despedirme de el, y... ¿Quién sabe si para siempre?

Suelto un suspiro cargado de cansancio y vuelvo unos pasos hacia atrás, buscando en mi sostén mi teléfono. 

Al menos lo llamaría para saber si estaba.

Marqué su número, el que me sabía de memoria, abrazando el álbum con fuerza cuando el primer pitido llegó a mi oído.

Muerdo mis labios con fuerza, presionando los ojos cuando luego del cuarto pitido, escucho su voz.

—Te veo...

Sin entender a que se refiere, hago el intento de hablar, pero la voz se queda estancada en mi garganta cuando noto como su figura sale desde las sombras.

Con bolsas en la mano, su teléfono pegado a su rostro, y una diminuta sonrisa en sus labios.
Jaebum se acerca a mi a pasos calmados.

—Hola...—Musita por lo bajo, guardando su teléfono.

DORK || Im Jaebum || [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora