D i e c i n u e v e (II)

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"Cosa".



Ya cambiada pero aún asustada, reuní valor para salir de mi habitación para enfrentar a quiénes llamaba "Papá" y "Papi".

Estaba segura de que habiamos hecho las cosas bien y que la presencia de Jaebum había pasado desapercibida, pero también existía la posibilidad de que lo hayan notado.

Mis piernas temblaban y el bajar las escaleras se me había hecho complicado. Pero tenía que corroborar que mis sospechas eran ciertas.

Con el corazón en la garganta y mi teléfono en mano, bajé el último escalón para encaminarme hacia la cocina.

—¿Que diablos?

Lo que me esperaba ahí no era lo que tenía en mente.

Ropa, papeles y lo que parecían ser restos de cristales estaban esparcidos por el suelo, y en una esquina, con una media en la boca y su cola balanceándose de un lado a lado; Luna esperaba a que me acercara a ella y la saludara como acostumbraba.


Me acerqué a ella con intensiones de castigarla por el desastre que había hecho.

—¡Tu, perra olor a caca!—La señalé con el dedo, observando como se encogía en su lugar con miedo—¡Me meteré en problemas por tu cul... pa.

Mire a mis costados, impresionada por el silencio que había. Sin titubear caminé hasta la sala, fui a la habitación de mis padres e incluso a la de Lola...

Sólo para caer en cuenta de que no había nadie. Nadie más que yo y mi estupida mascota.

No sabía si sentirme completamente aliviada... o sentirme completamente estupida.

Sin siquiera tomarme un segundo para pensarlo, tomé mi teléfono y mande un mensaje a mi compañero de pijamada.

Nada demasiado sencillo, solo un par de palabras que expresaban como me sentía en ese momento.


Yo:

Creo que te he ganado el puesto al más idiota del año.


No iba a decirle que mis padres no estaban en casa y que la responsable de que ambos estuviéramos con el corazón en la boca no era nada más ni nada menos que aquella criatura que había adoptado como mascota.


Por supuesto, su respuesta había llegado en cuestión de segundos. Pero lo dejaría en espera hasta que pudiera ordenar todo y pensar con claridad.

La resaca no me había hecho efecto en la mañana, pero ahora mismo casi a media tarde comenzaba a joderme la existencia.

Mi cabeza dolía, sentía pesadez es el estómago y había eructado más veces que Barney Gumble de los Simpsons.

Pero eso no era nada a comparación del mal presentimiento que me había invadido cuando senti como alguien se acercaba a la puerta de mi casa.

Corrí lejos de ahí, levantando todo lo que mis brazos me permitieron para ordenar un poco la casa. Sintiéndome extrañamente asustada.

DORK || Im Jaebum || [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora