V e i n t i u n o .

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"Día en picada".

Ese mismo día me había encargado de desahogar mis penas y frustraciones a través del llanto.

Llantos que tomaban lugar por la madrugada, cuando mi cabeza se encargaba de recapitular cada suceso desafortunado en nuestra relación, quizás con intención de hacerme notar que todo esto pudo haberse evitado si tan solo yo hubiese hablado desde el primer momento.

No quería salir de la cama, incluso esta misma mañana había puesto la excusa de que me sentía demasiado mal como para asistir a la escuela. Y aunque parte de aquello era cierto, la verdadera razón era; miedo.

Temía llegar y que el rumor de nuestro casi-rompimiento se haya esparcido por los pasillos, dándoles un motivo para que me señalaran.
Porque lo veía venir, e incluso podía sentir en mis hombros el gran cartel de "Billie Evans la ha cagado de nuevo".

No tenía ganas de nada, y se lo había hecho saber a mis padres y hermana cuando entraron por mi puerta para corroborar que no me había hecho una con las sabanas.


—Se parece a Slimer, ya sabes el monstruo de mocos de Ghostbusters—Fue lo que Lola había dicho en un intento de levantarme el ánimo, pues en algún otro momento habríamos iniciado una guerra de insultos estupidos.

—Esa es su película favorita...—Fue lo que contesté antes de romper en llanto al pensar que no volvería a escucharlo hablar sobre su sueño de comprarse aquella extraña aspiradora de fantasmas, que pese a no ser útil en lo absoluto, Fletcher decía que se vería bien en su habitación.

Mis padres y hermana habían intercambiado un par de miradas cargadas de preocupación antes de que papi entrara en crisis y decidiera irse de ahí, chillando que su osito pardo pasó a ser una ratita tristona.

Y pese a ser un apodo divertido; lloré de nuevo porque ahora era mi papi quien estaba triste.

—Vamos, Bill... es hora de levantarse—Papá tiró de mis sábanas, tomándome de ambas manos para sentarme en el colchón—Hoy tienes práctica.

—No quiero ir—Respondi con voz gangosa luego de sorber mis mocos, robándole una mueca de asco a mi hermana.

—No te pregunté si querías ir.

—¡Pero estoy de duelo por mi corazón roto! ¡¿Acaso no puedo tener un día de licencia por eso?!.

—Lo tuviste. Y fue ayer en la noche.

Me crucé de hombros en señal de berrinche, apartando mi rostro cuando el sonrió.

—No puedes pasar todo el día lamentándote por ello.

—Si que puedo, sólo que tú no me dejas.

Acarició mi cabello y se puso de pié, caminando hasta mi closet para tomar mi uniforme y lanzarmelo a la cabeza.

—Tienes veinte minutos para cambiarte, iré a prepararte el desayuno.



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Incluso con mis quejas y ánimo inexistente, asistí a la escuela a rastras, escondiéndome detrás de mi hermana quien se había ofrecido de escudo contra curiosos.

DORK || Im Jaebum || [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora