DORK || Im Jaebum || [COMPLETA]

C a t o r c e .

"Fiesta II".

Bajé las escaleras con una sonrisa de idiota plasmada en mi rostro.
Balancee mi cabeza de un lado al otro, siguiendo torpemente el ritmo de la melodía que sonaba a través de los altavoces, correspondiendo el saludo de una compañera del instituto cuando mis pies tocaron la primer planta de la casa.

—¡¿Has venido sola?!—Medio preguntó y medio gritó atrapando mi cuerpo en un pegajoso y muy innecesario abrazo.

Asentí en respuesta, actuando como si esa pregunta no me afectara en lo absoluto.

La salida que al principio había sido planeada con fines de olvidar todo el drama en el que me había vuelto involucrada, se había tornado en algo tedioso.
A lo largo de la noche varias chicas y chicos se habían acercado a mi, haciendo esa misma pregunta luego de haber bailado un par de piezas e ingerido varios tragos, supongo yo para hacer que la pregunta sonara menos tensa.

Pero no los culpaba. Después de todo sabía que no se referían a mi hermana como mi acompañante, sino a mi novio, quién siempre estaba conmigo en cada evento que asistía.

Las primeras veces la dejé pasar, contestando en modo de broma que "había soltado la correa" para pasar un buen rato con mis amigas. Pero luego de escucharla diez veces, no podía ocultar mi descontento.

Razón por la cual me despegue de ella,  alejándome hasta la barra en donde me encargaría de reemplazar la amargura que se había instalado en mi paladar con una buena dosis de alcohol.

Tomé una de las botellas entre mis dedos, vertiendo el líquido en uno de los vasos desechables que se encontraban apilados en una esquina.
Sintiendo como alguien se posaba a mí lado.

—Billie...—Rodé los ojos al reconocer su voz, reemplazando la botella de vodka por una caja de jugo para repetir el mismo proceso—¿No crees que has bebido demasiado?.

Revolvi el contenido con mi dedo, acción poco higiénica que le robó una mueca de asco a mi hermana. Cosa que no me importó en lo absoluto, después de todo era mi mano y aún era consciente de lo que hacía con ella.

—¿Me ves de pié?—Pregunté luego de darle un trago.

—Si...

—Bien, cuando me veas tirada en el piso te doy permiso de preocuparte.

Me alejé de ella, dejándola con los reclamos en la punta de la lengua.
Suspirando con fastidio antes de encaminarme hasta la entrada de la casa.

Normalmente era odiosa, pero estando ebria mi estado superaba sus propios límites. Y no me molestaba para nada en disimular.

La noche estaba siendo un fiasco y no había manera de arreglarla.

Mi grupo de amigas se fue dispersando a lo largo de la noche. Sumándole que mi hermana se la había pasado colgada del brazo de un muchacho, cosa que yo no pensaba interrumpir pues ella también merecía un momento para si misma.

Lo único que quedaba por hacer era tomar un taxi y dar la noche por terminada.
Pero aún no estaba cansada y había ingerido demasiado alcohol como para ir a dormir, de hecho me sentía con demasiadas energías. Podría salir de aquí e ir a incendiar una estación de servicio si tan solo tuviera un cómplice.