7.CONFESIONES

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  Al llegar a casa mi madre me preguntó como me había ido en la biblioteca y yo, para poner una excusa a mi obvio desánimo, le conté que había estudiado mucho y que estaba muy cansada. Tampoco cené. 

  Pasé el resto de la tarde y noche tumbada en mi cama reflexionando sobre lo que había pasado aquella tarde. Por una parte seguía pensando que Charlie se había pasado, que no tenía derecho a meterse en mi vida y mucho menos insinuar cosas sobre ella, aunque fueran ciertas. Me había hecho mucha rabia y vergüenza, ¿qué se creía? ¡Si acababa de conocerme! Pero el otro lado de mi conciencia me decía que él solo había querido ayudarme, que no había para tanto y que quizá debía confiar en él después de haber visto que él había vivido una experiencia similar y que probablemente me entendería. Sabía que el problema era que me costaba mucho abrir mi corazón y expresar mis sentimientos porque, al fin y al cabo, no había tenido nadie al lado para contárselos cuando más lo necesitaba y eso me había vuelto cada vez más insegura y introvertida. Y pensando en todo esto me dormí.

   Al día siguiente, un jueves, me desperté aun un poco preocupada y seguía dándole vueltas a lo del día anterior. Me había enfadado y comportado mal con esos chicos. Además, la culpa la tenía solo Charlie y me arrepentía de haberme marchado de aquella forma otra vez.  Tenía mis motivos por haber hecho todo aquello pero aun así, me preguntaba si pensaban que no quería volver a verlos y me preocupaba esta posibilidad. Ahora que había encontrado "amigos", si es que podía llamarlos así. Seguramente ahora pensaban que era aun más tonta y rara.

  Normalmente ya era habitual que no pudiera concentrarme en el instituto, pero aquel jueves se me hizo eterno dándole vueltas a lo mismo una y otra vez. Mi mente estaba ausente, no me enteraba de nada. El viernes fue casi lo mismo. 

  El sábado por la mañana me despertó mi madre diciéndome que había alguien en la puerta de la casa que preguntaba por mí, y que decía ser un tal "Charlie". Me sobresalté y salí de repente de la cama. Bajé precipitadamente las escaleras, olvidándome de que aun iba en pijama. Estaba contenta de que hubiera venido pero también me asustaba. Eso quería decir que quería volver a verme y, quizás, hasta hacer las paces. Pero, ¿qué quería exactamente? ¿Y cómo había sabido dónde vivía yo?

  Abrí la puerta bostezando y frotándome la cara, aun me sentía un poco dormida.

  -Hola -le dije-. ¿Qué quieres?

 -Siento lo del otro día, creo que me pasé un poco de la raya. Es solo... que me sentí bastante identificado con lo que pensé que sentías -después de decir esto miró al suelo sonriendo tristemente.

  Al principio continuaba sintiendo la rabia que me había despertado todo aquello. Pero luego, pensando con la cabeza fría, dedicí que lo más sensato era ser sincera con él. Total, no podia perder nada y me iría bien para desahogarme.

-No si... si en el fondo tienes razón.

  Empezé a contarle que era verdad que mi vida tampoco no era una gran maravilla y que, como había podido ver, era una persona muy tímida y reservada. Que me encantaba Lemonade Mouth y que, de hecho, era mi película favorita. Que me había encantado cantar con ellos y que en el fondo me preocupaba que se hubieran enfadado conmigo, ya que eran los únicos que se habían intentado acercar a mí. Contando contando me puse sentimental y empezé a explicarle toda mi vida. Le dije pequeña había vivido con mis dos padres y éramos una familia normal. Yo tenía amigos y amigas en el colegio pero cuando yo tenía alrededor de doce años condenaron a mi padre por algo que no había hecho sin darle detalles  y que ahora estaba en la cárcel. Obviamente, eso me afectó mucho y empezé a alejarme de mis amigos y de todo el mundo en general hasta acabar encerrándome en mi misma sin decir nunca nada.

  Se sorprendió mucho con eso, ya que en la película de Lemonade Mouth le pasaba lo mismo a Olivia, aunque ella vivía con su abuela y un gato que le había regalado su madre antes de morir. Después de consolarme por la ausencia de mi padre me dijo que los demás también habían estado encantados conmigo y que ya estaban esperando a volver a quedar conmigo. Me propuso ser la cantante principal, ya que lo había hecho realmente bien y que, qué casualidad, también era rubia como Olivia. 

  Le dije que me lo pensaría y que había estado muy contenta de volver a verle. Al despedirme, antes de cerrar la puerta, le di una brazo impulsivamente, rápido, ni recuerdo haberlo pensado. Fue al primer abrazo que daba a alguien que no fuera de mi familia desde hacia tres años así que me dejó un poco en estado de shock.

LEMON HEAD (Spanish version) #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora