28.EL PELIRROJO LO DESCUBRE

108 5 0
                                    

  Esa noche nos fue genial, ¡quedamos los primeros en el ranking de la semana y subimos a la segunda posición en la lista de puntos en total!

El domingo por la mañana estábamos todos cansadísimos, así que nos quedamos cada uno en su casa estudiando y haciendo los deberes del fin de semana, en mi caso.

Justo cuando estaba peleándome con un aburrido problema de mates, Estela envió un mensaje en el grupo de chat que teníamos los cinco preguntándonos si nos apetecía ir a su casa por la tarde.

Charlie contestó que no podía, se iba de compras con sus padres y María dijo que prefería descansar. Al cabo de unos minutos y después de consultarlo con mi madre, anuncié que yo sí iría. Roberto escribió que, aunque llegaría un poco tarde, también haría acto de presencia.

Me apetecía mucho ir y desconectar un rato. Nunca era demasiado, el tiempo que pasaba con mis amigos. Además, Estela y yo teníamos una conversación pendiente.

Así que, hacia las cinco de la tarde, ya estaba bajando del viejo y único coche que teníamos despidiéndome de mi madre.

Estela y yo nos sentamos cara a cara en las hermosas y delicadas sillas de hierro colocadas en el cuidado porche de la enorme mansión en la que vivía.

-¿Y tus padres? -pregunté.

-Trabajando, como siempre. Por eso quería que vinieseis. Estoy harta de aburrirme como una ostra, sin la compañía de nadie excepto el jardinero, los criados y demás personal de limpieza -noté un deje de resignación y tristeza en su voz.

Recordé que Estela tenía unos padres casi "virtuales", que estaban muy poco en casa. Ella no era de esas personas que muestran sus sentimientos libremente, al contrario, como ya sabemos.

Sabía por experiencia propia que guardarse tantas sensaciones y preocupaciones dentro solo para uno mismo no es nada bueno. Estela necesitaba que alguien le ayudara a soltar lo mucho que sufría, a expresarlo, a escupir y vomitar todo ese peso que seguramente le estaba molestando más de lo que ella misma quería aparentar.

Además, muchas veces, explicar en voz alta lo que te ocurre puede ayudarte incluso a ti mismo a comprender mejor tu situación, ya que, aunque nos cueste verlo o nunca seamos conscientes de ello, la parte más difícil siempre es, precisamente, darnos cuenta de qué es lo que sentimos o la causa de ello.

-¿Les echas de menos? -hice otra pregunta refiriéndome a sus padres otra vez.

-¿Tú qué crees? ¿Que es fácil ver a tu única familia solamente dos veces a la semana, y eso si tienes suerte? No tengo nadie con quien hablar excepto al personal que se ocupa de la casa, Leila. Me hacen la colada, la cama, las comidas... Pero porque es su trabajo. No porque les importe. En realidad tampoco creo que les importe, a mis padres.

-Estela, no digas eso. Pues claro que les importas, al igual que a nosotros -le dije acariciándole el brazo.

-Sí, no sé qué haría sin vosotros. Pero si de verdad mis padres me quieren, que lo demuestren.

Al cabo de un rato de estar intentando hacerla cambiar de opinión, al ver que Roberto aún no aparecía, decidimos ir al cuarto de Estela a tocar y cantar.

Antes, pero, Estela ordenó al mayordomo que abriera la puerta a nuestro querido pelirrojo y le indicara dónde estábamos en cuanto llegara.

Tocamos diferentes canciones intentando encontrar posibles propuestas para lo próximo que íbamos a tocar en Pequeñas Estrellas.

Me picaba muchísimo la curiosidad, y Estela aún tenía cosas que contarme, así que fui al ataque:

-Estela, ¿cómo descubriste que eras..? -supuse que con eso ya entendería a qué me refería.

-Pues... No es nada fácil, la verdad. Primero me empecé a fijar en las chicas... Me di cuenta de que los chicos no me llamaban la atención o no me gustaban del mismo modo... Al principio pensé que era algo temporal, pero no fue así. Mi mente daba muchas vueltas al tema y me sentía como si estuviera en un huracán formado por millones de dudas. Al final lo fui aceptando. Pero lo que realmente me lo confirmó fue el enamorarme de verdad de una chica, de Evelyn.

-¿Y ya sabías que Evelyn...?

-No -contestó Estela antes de que pudiera terminar de formular mi pregunta-. Yo solo intenté acercarme a ella, no creía que tuviera posibilidades, así que mis intenciones eran conseguir al menos su amistad. Quería que ella estuviera en mi vida, poder verla a menudo y no solo en el local. Eso ya me bastaba. Y, supongo que al conseguirlo y pasar tantos ratos juntas... Bueno, ella un día me confesó que era bisexual y yo, además de alegrarme muchísimo al saber que tenía al menos un mínimo de posibilidades, me animé a confiarle mi orientación sexual también -pareció que había terminado, pero después de hacer una pequeña pausa, continuó-. Ah, y... Leila... Eso no cambia nada. No significa que todas las chicas incluidas tú y María me gustéis de ese modo, por el hecho de ser lesbiana...

Nos habíamos olvidado completamente de lo que Estela le había ordenado al mayordomo. Ni siquiera habíamos oído el sonido del timbre de la entrada y la puerta de la habitación de Estela estaba abierta.

Ese fue el motivo de que nos sobresaltáramos tanto al oír esa voz justo en el umbral de la puerta.

-¿Eres lesbiana? -era Roberto.

Si yo ya estaba nerviosa, no puedo ni imaginarme a qué velocidad debía estar latiendo el corazón de Estela en ese momento.

-S... Sí -contestó ella.

-Lo siento, he escuchado parte de la conversación des de el pasillo y... Estás con una chica, ¿verdad?

-Sí -Estela parecía inmovilizada y atemorizada por la posible reacción del pelirrojo.

De pronto, el rostro de Roberto se iluminó y mostró una amplia y alegre sonrisa:

-¿Y a qué esperabas en contárnoslo? ¡Felicidades! -y, acto seguido, se acercó a Estela abrazándola hasta levantarla del suelo.

-Es que no sabía como os lo tomaríais.

-¿Y cómo quieres que nos lo tomemos? ¡Somos tus amigos! Y como si estuviera mal. Estela, pensar eso es una tontería. Ya se lo estás contando a los demás. ¿Verdad? -Roberto parecía muy contento ante de la noticia.

-Sí. Y gracias por...

-Aquí no hay que agradecer nada. ¿Eres feliz con la chica con la que estás?

-Ahá.

-Pues eso es lo más importante. Seguro que los demás también se alegrarán muchísimo al saberlo. Y bien, ¿quién es la afortunada?

Y tendríais que haber visto la cara de sorpresa que puso Roberto cuando Estela mencionó el nombre de Evelyn.

LEMON HEAD (Spanish version) #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora