Parte 25 Travesuras

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No puedo evitarlo, aprieto el cuerpo de Alma al mío la sensación que me genera tenerla así de espaldas, sonrojada, dispuesta para mí y solo para mí.

Mi boca se posa sobre su cuello donde me encargo de besar suavemente, mi mano derecha se adentra sobre su blusa escolar dándome acceso a su vientre plano y suave. Siento como su cuerpo tiembla ligeramente lo que me hace sentir victorioso, despacio de forma lenta subo mi mano poco a poco hacia su seno derecho mientras mi boca se encarga de su cuello el cual huele deliciosamente a un olor dulce, seguramente su perfume.

Un quejido de placer se escapa de sus labios. Mmm... que excitante.

-no tienes una idea de cuánto me gustas...cuanto te deseo, Alma.- murmullo suavemente en su oído.

Sin pensarlo la giro quedando frene a frente no doy chance que reaccione, ataco sus labios con ganas infinitas de devóralos, mis manos automáticamente bajan a sus perfectos muslos impulsándola en el aire, acto que ella entiende mientras enreda sus piernas alrededor de mi cintura, Alma gime.

Joder... sí que me excita escucharla gemir.

Doy unos pasos hacia delante con ella en mis brazos, su espalda pega con el espejo que está en el fondo del vestidor hago presión de nuestros cuerpos para que sienta como me excita tenerla en esta posición. Alma se separa de mis labios mientras fija sus orbes cafés sobre los míos, sus ojos están llenos de deseo, noto como con sus manos se encarga de desabotonar cada uno de los botones de mi camisa, ojea mi pecho.

Me esta comiendo con la mirada.

Temblorosamente posa sus labios sobre mi cuello, sentir el toque, el roce de sus tibios labios me hace estremecer, cierro los ojos dejándome llevar por su acción... me gusta, me gusta mucho. Sus manos recorren mi pecho tanto como puede mientras yo la tengo bien sujetada.

Deja de hacerlo mientras me mira a los ojos de forma firme, con mi fuerza ejerzo presión con su cuerpo mientras dirijo mis manos hacia el botón y cierre de mi pantalón, me encargo de hacer eso mientras bajo y dejo libre mi miembro erecto. Puedo notar como Alma saborea sus labios.

Mis manos pasean suavemente sobre sus piernas mientras rijo el camino hacia su entrada, esa cavidad en la que deseo entrar, ella me mira sin parpadear, sin pestañar, segura de esto, segura de lo que estamos a punto de hacer, no duda, está segura y de una manera u otra siento que me desafía con su mirada.

Me encanta, Alma me encanta

Cuando he llegado a la fina tela que me separa de su parte sensible siento la humedad de esta por encima, está húmeda, mojada, muy mojada...

-mmm... que húmeda estas, pequeña.- susurro en tono juguetón mientras trago grueso y jugueteo un poco con su clítoris. Ella se sonroja.- me encanta saber que estas lista para mí... solo para mí- remuevo la tela de su ropa interior introduciendo un dedo en su interior, Alma se arquea mientras introduzco otro dedo más haciendo un movimiento de penetración, vaivén suave tratando de darle placer, su cavidad está húmeda, caliente y suave... su cara de placer solo hace que me excite más, sin poder resistir el impulso natural saco mis dedos mientras dirijo mi miembro a su entrada penetrándola sin previo aviso.

-¡Ha!- un quejido de total placer sale de sus labios, sus uñas se entierran en mi espalda mientras se aferra a mi como si la vida dependiese de ello, el placer que estoy sintiendo en estos momentos es inexplicable. Alma gime, su cuerpo está caliente, su entrada está caliente, esta tan húmeda, lista, tan estrecha para mí.

La situación es excitante, estamos en un local público haciendo el amor en uno de los vestidores.

No puedo evitar que la presión suba por mi cuerpo, la excitación es palpable, el deseo aumenta a cada instante nublando mi juicio lógico, no me importa nada, solo ella, solo nosotros en estos momentos. Alma tira de mi cabello, aprieta y los enreda en sus dedos, al hacerlo no puedo contenerme más.

Menor Que YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora