Capítulo 1

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En medio del basto e impredecible océano del nuevo mundo, navegaba aquel barco que tanto renombre estaba teniendo, pues era el encargado de llevar a una de las tripulaciones más temidas.

En la cubierta del Sunny go, se podía ver al espadachín de la tripulación de los piratas sombrero de paja, recargando su espalda en una de las barandas, con los brazos tras su cabeza y las piernas cruzadas en forma de loto.

A primera vista parecía estar durmiendo, pero debido a los acontecimientos recientes, lo que hacía en realidad era recordar, su mente viajo hasta aquella primera vez en la que la historia de ambos comenzó, una sonrisa torcida se asomó en sus labios cuando aquel recuerdo regreso...

Ya se alejaban de las costas de Arabasta, luego de engañar a la marina y una emotiva despedida de Vivi, reprendió a sus compañeros por no obligarla a venir si tanto la extrañaban, pero terminaron ellos reprendiéndolo a él.

Iba a protestarles cuando una conocida voz resonó por todo el barco. Las alarmas del espadachín sonaron de inmediato y sus manos se dirigieron hasta su blanca katana casi por instinto.

En ese momento, no entendía como el idiota que tienen por capitán aceptaba tan fácilmente a quien hasta hace poco era su enemigo. Y tampoco comprendía como a sus compañeros se les podía olvidar fácilmente que aquella mujer trabajaba para Crocodile y era una amenaza hace apenas unos días.

La nueva tripulante intento acercarse a él, pero no le presto demasiada atención. aunque siempre se mantenía alerta, no podía confiar en ella en ese momento, no sabía sus intenciones y su deber era en ese entonces y aún ahora, cuidar la espalda de su capitán y de sus nakamas.

Pudo darse cuenta de que les podría ser útil en cuanto cayo ese galeón del cielo, y el log pose apunto hacia arriba, ella fue la primera en hablar acerca de la isla del cielo.

se sorprendió a si mismo admirando y respetando la sabiduría de la arqueóloga, aunque la mayor parte del tiempo fingía que no le hacía el más mínimo caso. Sin embargo, con el pasar de los días fue replanteándose la idea de que aquella mujer fuese realmente su enemiga, quizá tenía sus propias razones para estar con Crocodile, aunque su instinto le seguía diciendo que algo ocultaba, ya no estaba seguro de que les fuese a hacer daño.

De igual manera las miradas furtivas que la morena le dedicaba no le pasaban desapercibidas y los días que llevaba con ellos no había ocurrido nada fuera de lo común, más allá de interesarse por las actividades de cada uno. Pudo notar también, que la arqueóloga no llamaba a ninguno por su nombre, solo a Luffy de vez en cuando, no era que eso le importara realmente.

La primera vez que lo ayudo fue un momento vergonzoso y humillante.

– No puedes cortar todo lo que se te atraviesa. – le dijo Robin con esa calma suya que lo exasperaba, aunque fingía indiferencia.

– Es su culpa por aparecer por detrás de mí. – respondió mirando el extraño ciempiés que tenía entre sus manos, aquella jungla le ponía los pelos de punta y el sonido de la estúpida ave, como llamaba al south bird que necesitaban, parecía provenir de todas partes.

– Creo que proviene de aquí. – alcanzó a dar un par de pasos cuando la escuchó sonreír por lo bajo, la miró alzando una ceja sin entender que era lo gracioso.

– Por allí vinimos. – señalo el camino que tenía frente a él. Soltó un gruñido y comenzó a caminar tras ella. – cuidado con las arenas movedizas, Kenshi–san. – si Zoro era honesto consigo mismo debía admitir, que movía algo dentro de él que lo llamase así, no era el mismo sentimiento de cuando Vivi le decía mr. Bushido, el que Robin lo llamase de esa manera lo inquietaba, pero de una manera agradable, aunque en ese entonces no estuviese dispuesto a aceptarlo.

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