Capítulo 8

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– ¡Robin! – volvieron a escuchar la voz de Nami a lo lejos.

– Si no respondes se ira. – susurro Zoro contra los labios de la pelinegra.

– Si no respondo saldrán todos a buscarme. – respondió ella de igual manera.

– Tsk, maldición. – se quejó ayudándola a acomodarse la blusa, mientras ella se arreglaba el cabello con ayuda de unas manos fleur.

– No hemos terminado. – le dijo tomándola de la muñeca cuando ella se levantó dispuesta a ir al encuentro con su compañera.

– Eso espero. – le respondió agachando su cabeza y dejando un beso en los labios del espadachín.

– Aquí estoy, Nami. – le dijo cuando se alejaba del árbol en el que Zoro seguía escondido.

– ¿Qué hacías aquí? Creí que ya estabas dormida. – respondió la pelinaranja llegando junto a ella.

– Solo admiraba las estrellas. – entraron juntas en la casa y se dispusieron a dormir.

Cuando Zoro entro unos minutos después en la habitación había un total silencio, se recostó en su cama y vio a Robin que lo miraba desde la suya, la mujer le dio un guiño y cerró los ojos, el peliverde estaba a punto de dormirse cuando sintió una mano acariciar sus partes íntimas, abrió los ojos de golpe y se encontró con el rostro pacifico de la mujer que parecía estar durmiendo. La mano desapareció en ese momento.

– Un día de estos vas a matarme mujer. – susurro en el silencio de la noche y solo obtuvo la suave risa de la pelinegra.

Al día siguiente se reunieron después del desayuno para pensar que hacer a partir de ahora, Nami, Luffy y Chopper seguían sentados a la mesa, el capitán comiendo lo que les quedaba, Robin estaba sentada cerca de la ventana, Sanji recogía el sobrante del desayuno y Zoro leía el periódico, que acababa de llegar, no era una costumbre en él, pero después de haber enfrentado al gobierno hace unos días, quería saber que se decía de ellos.

– Bien, con nuevas recompensas ahora solo nos falta un nuevo barco. – aseguro Luffy luego de la ilusión de sus nakamas masculinos imaginando nuevas recompensas, y la preocupación de Nami por lo mismo.

– Oh eso ya esta cubierto. – comento Sanji y les relato la visita de Franky ofreciéndoles un nuevo barco.

Después de la discusión por el gasto excesivo de dinero que hizo Luffy en la fiesta del día anterior, Nami repartió lo que quedaba entre sus nakamas, excepto Luffy, a quien no le dio ni un solo Berry.

Después de salir por la ciudad y comprar lo necesario para abastecerse se reunieron en el lugar donde Franky y sus secuaces construían el barco, encontrándose con que allí estaba también iceberg, Pauli y algunos otros carpinteros de la galley-la company.

– Hey chicos, ¿Qué los trae por aquí? – los saludo el peli celeste.

– Ohh, Franky, gracias... Sanji y los chicos nos dijeron que nos harías un barco nuevo. -saludo Luffy entusiasmado y con ojos brillantes.

– Hey Mugiwara, no es solo un barco es un suuuuuper barco. – lo corrigió el carpintero

– Geniaaal, ya quiero que esté listo. – grito alzando los brazos.

– Será genial volver a navegar. – dijo Chopper contagiado del entusiasmo de Luffy. – oh Franky, ¿podrías habilitar una enfermería? – preguntó algo tímido, no quería aprovecharse del peliceleste

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